Cuando alguien se convierte a Jesucristo reconociéndole como su Salvador, hay cambios en la vida. No puede ser de otra manera “porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” Lucas 9:56. Lea de lo que pasó al hombre endemoniado de Gadara.

 

Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal” Marcos 5:15.

 

En la parte sureste del Mar de Galilea estaba el pueblo de Gadara. Jesús viajó a la región de los Gadarenos y fue recibido por un hombre enloquecido. Su morada estaba “en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas” Marcos 5:3. Debido al espíritu inmundo que le tenía dominado, tenía fuerza extraordinaria de tal manera que “muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos” v.4. Gritaba “de día y de noche,… dando voces en los montes y en los sepulcros” mientras se hería con piedras. Al ver a Jesús “de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes” vv.6-7. Jesús decía al demonio, “Sal de este hombre, espíritu inmundo” v.8.

 

Es significativo que el espíritu inmundo reconoció que Jesús era el Hijo del Dios Altísimo, y pidió que no le atormentara. Así reconoció que Jesús tenía poder de juzgarle. Jesús tenía interés en el hombre y le libró de ser prisionero del diablo, pues era dominado por los demonios que se identificaron como una “Legión… porque somos muchos” v.9. Los “espíritus inmundos entraron en un hato de puercos, que se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron” v.13.

 

El notable cambio que se produjo en este hombre hizo que la gente saliera del pueblo para enterarse de lo sucedido. “Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, SENTADO, VESTIDO Y EN SU JUICIO CABAL; y tuvieron miedo” Marcos 5:15. El encuentro de este hombre con Jesús hizo una gran diferencia en su modo de ser. Lo mismo ocurre cuando cualquier persona llega a conocer a Jesús como su Señor y Salvador. Antes, el hombre gritaba; ahora escuchaba. Antes corría por todos lados en el lugar de los muertos; ahora está pacíficamente sentado con los vivos. Antes estaba indomable; ahora está sumiso en su juicio cabal a los pies de Jesús. Contemplaba el rostro del amante Salvador, escuchando sus enseñanzas que revelaban la gran verdad que “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10. En carne propia, el endemoniado de Gadara experimentó la gran bendición de tener su vida cambiada por Jesús. Así acontece en la vida de quienes conocen a Cristo como su Salvador. ¿Cuánto tiempo va a pasar usted hoy día, a los pies de Cristo? Deje tiempo para leer los evangelios a fin escuchar la voz de Cristo. Él tiene mucho que revelarle por sus enseñanzas. —daj

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 8 [leer]
/Jeremias 42:7-43:13 [leer]
/Hebreos 11:1-16 [leer]