Cristo Jesús cuál Vid Verdadera espera que los suyos sean como racimos que reciben la fuerza espiritual que necesita para llevar fruto. El poder está. Depende de la disposición del creyente y luego de su completa dependencia del Señor.

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5.

Todo hijo de Dios quiere ser fructífero en su vida. Quiere ser usado por el Señor para enriquecer la vida de otros. Debe haber tres factores para que el deseo sea una realidad. Estos son: 1. La DISPONIBILIDAD del poder para llevar fruto. 2. La DISPOSICIÓN de ser usado para llevar fruto. 3. La DEPENDENCIA del Señor para ser fructífero. La DISPONIBILIDAD del poder ya está asegurada. El Señor Jesús se presentó como “la vid verdadera” Juan 15:1. Él dispone de la “savia” necesaria para que el racimo crezca y se madure. Como el racimo no tiene otra fuente de nutrición sino la que viene de la vid, así el creyente en Cristo no tiene otra fuente de alimentación para poder llevar fruto para la gloria de Dios. El Señor Jesús dejó en claro que el poder para llevar fruto está en Él sólo, “porque separados de mí nada podéis hacer” Juan 15:5.

¿Cuáles son estos frutos que Dios quiere ver en nosotros? El fruto en la vida del creyente es compuesto por las virtudes de su carácter espiritual que producen actos bondadosos para los necesitados. Un necesitado es como un hambriento cuyo apetito precisa de algo que le satisfaga. Solamente cuando existe La DISPOSICIÓN de ser usado, los necesitados pueden ser atendidos. ¿En qué forma podemos llevar fruto para Dios? He aquí unos ejemplos. ¿Conoce a alguien que esté triste? Al dar palabras de consuelo Ud. está siendo usado por el Señor para satisfacer la necesidad de la persona afligida. Posiblemente un joven esté desorientado y Ud. tome tiempo para guiarle a un camino mejor. Le orienta en su vida para aprobar lo mejor, “a fin de que sea sincero e irreprensible para el día de Cristo” Filipenses 1:10. Es una manera en que el Señor está tomando del fruto en su vida para dárselo al “hambriento”. Quizás Ud. conoce a una persona solitaria, y la incluye en sus actividades, proveyendo amistad y entendimiento. De esta manera está dispuesto a ser usado por el Señor, sirviéndole.

Para poder llevar a cabo lo que el Señor quiere hacer en su vida, tiene que existir DEPENDENCIA de Él. Sin Él, nada podemos hacer. Requiere un acto de nuestra voluntad para decir, “Señor, ¿qué quieres que haga?” El secreto de llevar fruto es permanecer en Cristo. Esto significa depender de la vid para la producción del fruto. Significa abrirse al Señor para que le instruya. Un ejemplo digno de seguir está en los Hechos 4:13 donde “viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús”. Cuando entendemos nuestra posición en Cristo, nos llevará a recibir de Él la savia (el poder) para poder servirle. La unión con Cristo es imprescindible. No tenemos recursos propios. Cuando nos mantenemos dependientes del Señor y en comunión con Él, habrá poder para producir fruto. La falta de fruto en la vida del creyente se debe a no mantener una estrecha comunión con el Señor. Al permanecer en el Señor, discernimos lo que nos hace falta y luego se lo pediremos. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Juan 15:7. La DISPONIBILIDAD es un hecho. ¿Qué de su DISPOSICIÓN? Y ¿Qué de su DEPENDENCIA? –DAJ

Lectura Diaria:
2 Cronicas 30 [leer]
/Ezequiel 46 [leer]
/Juan 21 [leer]