Servir a Dios requiere diligencia y dedicación. Lo que precede al servicio más efectivo es un corazón que sabe adorar. De gratitud uno adora y luego sirve.

 

“Si es de servicio, en servir…” Romanos 12:7.

 

Servir a Dios es un privilegio. La Biblia hace mención de varias personas que se dedicaron a servir al Señor Jesús cuando Él estuvo aquí en la tierra. En forma especial, varias mujeres fueron mencionadas. “También estaban allí algunas mujeres, mirando desde lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo el Menor y de José, y Salomé. Cuando Jesús estaba en Galilea, éstas le seguían y le servían. También había muchas otras que habían subido con él a Jerusalén” Marcos 15:40-41. Sería interesante saber en qué forma estas mujeres le servían. No nos atrevemos a conjeturar, pero sus nombres están inscritos en la Biblia como servidoras. Nos lleva a pensar que el Señor toma en cuenta todo servicio hecho para Él y ante el Tribunal de Cristo, todo servicio será reconocido.

 

Cuando uno sabe adorar a Dios, se siente motivado a servir. Tenemos el caso de María y Marta. A Marta le resultó oneroso el servicio que rendía, y en respuesta a sus comentarios, el Señor destacó la adoración como algo más importante. “Marta estaba preocupada con muchos quehaceres, y acercándose dijo: –Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” Lucas10:40-42. En realidad, la verdadera adoración es la base de todo servicio. Adorar primero y luego de pura gratitud, servir con alegría.

Servir a Dios toma diferentes formas. Por ejemplo, predicar el evangelio es un servicio a Dios; “… por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” Romanos 15:15-16. Contribuir en forma material a la obra es servir a Dios; “… si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, ellos también deben servirles con sus bienes materiales” Romanos 15:27. No todo servicio es aceptable. El Señor vaticinó un servicio equivocado, “os expulsarán de las sinagogas, y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate pensará que rinde servicio a Dios” Juan 16:2. Saulo de Tarso se equivocó antes de convertirse como dice: “yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret” Hechos 26:9. Todos los que desean servir al Señor deben tomar en cuenta lo siguiente: “el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido” 2 Timoteo 2:4. –DAJ

 

Lectura Diaria:
Génesis 30:1-43 [leer]
/Job 40:1-41:34 [leer]
/Mateo 16:13-17:13 [leer]