Cinco veces en el evangelio de Mateo el Señor Jesús ordenó a las personas que no dijeran nada acerca de lo acontecido en el caso de un milagro. ¿Cuál sería la razón de esta prohibición?

 

Cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha.” Mateo 6:3.

 

En Isaías 42:2 hay una profecía que describe el ministerio del Señor Jesús. “No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.” Jesús nunca buscó activamente la popularidad. Nunca encargó a sus discípulos a hacer propaganda en favor de Él. Quería que su prédica y sus milagros convencieran a las personas de su identidad. “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras” Juan 14:11.

 

Jesús había enseñado sobre la forma de ofrendar a Dios diciendo que cuando se cumplía con el deber de ofrendar a Dios, que nadie lo supiera. “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa” Mateo 6:2. Enseñó también que la limosna debiera ser “en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Mateo 6:4. Así, el Señor estableció el principio de servir en secreto.

 

Limpiar un leproso fue un milagro maravilloso pero cuando Jesús lo hizo en una oportunidad, dijo al leproso ya limpiado, “Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos” Mateo 8:4. Unos hombres ciegos pidieron a Jesús que en ellos hiciera un milagro. “Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa” Mateo 9:30 Los fariseos “tuvieron consejo contra Jesús para destruirle” Mateo 12:14. Él se retiró del lugar pero mucha gente le siguió y Él “sanaba a todos” v.15 En seguida, “les encargaba rigurosamente que no le descubriesen” v.16. Después de la confesión de Pedro y la revelación que Cristo edificaría su iglesia, “mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo” Mateo 16:20. Tres discípulos fueron privilegiados para ver la transfiguración del Señor Jesús.  Moisés y Aarón vinieron a conversar con Cristo. Terminada la experiencia, “cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos” Mateo 17:9. Con humildad el Señor Jesús no buscó la gloria humana, sino quería que las personas honrasen al Hijo y al Padre por medio de sus palabras y de sus obras. Jesús puso en práctica su propia enseñanza. –daj

Lectura Diaria:
Josué 16-17 [leer]
/Isaías 11-12 [leer]
/1 Tesalonicenses 2:13-3:13[leer]