“El hombre… es justificado por la fe de Jesucristo” Gálatas 2:16

Históricamente conocida como la doctrina de la “justificación sólo por la fe”, esta doctrina es una doctrina central del cristianismo bíblico. La expresión latina sola fide fue empleada para enunciar la verdad escritural de que a pecadores culpables les es concedido el perdón de Dios a través de la fe sola y sin el concurso de las “obras” u “obras meritorias”. Toda la humanidad está caída y llena de pecado, bajo la maldición de Dios (Romanos 3:10). El individuo es incapaz de salvarse a sí mismo de la ira de Dios y de la condenación. Pero Dios, en base a la vida, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo, sólo por Jesucristo (solus Christus) concede a los pecadores el perdón judicial –o justificación—el cual se recibe sólo por la fe (Romanos 5:1).

Por la fe el pecador recibe a Cristo, y al recibirle recibe también la justicia de Cristo que es atribuida o imputada por Dios al pecador creyente. El perdón divino se basa en nada que haya en el pecador –ni siquiera en su fe—sino en los méritos de Jesucristo y su justicia, que se recibe sólo por la fe.

Esta doctrina halla su lugar desde el principio del antiguo testamento, y en los profetas: “Y creyó [Abraham] a Jehová, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo” (Hebreos 11:4). “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1). Pablo también nos enseña claramente: “Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia” (Romanos 11:6). “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16). “Testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21). Así también fue entendido por los creyentes de los primeros siglos. Jerónimo (347-420) escribe: “Deus ex sola fide justificat” – Dios justifica sólo por la fe. Agustín de Hipona (354-430) dice: “¿Qué justicia es esta? La justicia de la fe, no precedida por buenas obras pero que tiene a las buenas obras como consecuencia”.

Por lo tanto, el desconocer la doctrina de la justificación sólo por la fe es desconocer la revelación divina, la palabra de Dios. La fe en Cristo es suficiente para que los pecadores sean aceptos por Dios. El hombre ahora debe recibirle (Juan 1:17) y es hecho hijo de Dios. Esta fe está inseparablemente unida con la vida eterna. En esta fe, el pecador con su conciencia iluminada, con su corazón ablandado, sintiéndose indigno, débil y sabiéndose pobre e incapaz de agradar a Dios finalmente recibe y cree de corazón en la Palabra de Dios como la verdad más segura, que viene con el poder de Dios. Esta fe se personifica en la persona de Cristo, a quien entonces se recibe y abraza (Juan 7:38, Hechos 16:31). Invitamos al lector a acudir con fe sencilla al Salvador para recibir la vida eterna. rc

Lectura Diaria:
Levitico 26:1-46 [leer]
/Salmos 140:1-141:10[leer]
/Marcos 10:32-52 [leer]