“La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” Juan 1:17

Prosiguiendo con algunas de las verdades que los reformadores levantaron como banderas de lucha para confrontar el error de la religión y los pensamientos paganos de la época, destaca el tema de la gracia salvadora, inmortalizado en la expresión latina del título: sola gratia o sólo por gracia. Gracia significa favor inmerecido.

Esto contrasta diametralmente con la enseñanza de la religión. En el llamado Concilio de Orange, el año 529, quedó establecido que la salvación era posible sólo por gracia y que la fe y obras del hombre se derivan de ésta. Sin embargo, años después comenzó la idea de que la gracia de Dios trabaja a la par y en conjunto con los méritos del individuo. Esto está y estaba en abierta contradicción con la enseñanza de la Escritura que señala claramente: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”.  El texto bíblico es muy claro también a continuación: “No por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9)

Los reformadores postularon correctamente que la salvación está enteramente comprendida en el acto voluntario de Dios, que quiere salvar (1 Timoteo 2:4). Es un don dispensado por el Espíritu Santo de acuerdo a la obra redentora de Jesucristo. El que cree es recibido y aceptado en virtud de la gracia de Dios y no en algún mérito, penitencia o trabajo pues ninguno merece la salvación: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). La Biblia señala que nuestro corazón es engañoso y perverso: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9), y que nadie hay justo “no hay justo ni aun uno” (Romanos 3:10-11). Como bien lo expresa John MacArthur: “si sólo fuera por la justicia de Dios, usted y yo merecíamos estar muertos ayer”.  Así, el amor de Dios hacia el hombre caído brilla como un faro en la noche oscura de la desesperanza  e indefensión: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros (1 Juan 3:16).

Sola gratia es una de las características distintivas que separa el verdadero Evangelio de las falsas ideas de redención de hombre por sí mismo, de que el hombre puede jugar un rol en su salvación, de la teología falsa de la senda limpia, de la justificación por las obras, del fariseísmo hipócrita y de la actitud arrogante del hombre que le dice a Dios: “en realidad no te necesito”. Confíe el lector en Cristo, reciba la salvación por fe en la obra de Cristo hecha en la cruz del calvario. rc

Lectura Diaria:
Levitico 25:1-55 [leer]
/Salmos 139:1-24 [leer]
/Marcos 10:1-31 [leer]