“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” 1Timoteo 2:5

 

“Por Cristo solamente”. A través de esta frase, los reformadores hicieron un llamado a la cristiandad nominal a regresar a la fe en Cristo como el único mediador entre Dios y el hombre. Esta doctrina, así como las previamente mencionadas en los días previos, tiene su fundamento en la Escritura. Cristo puede ser el mediador pues tiene la naturaleza humana, es decir, es un fiel representante del hombre, y tiene la naturaleza de Dios, el juez, por lo que su oficio es válido delante del Padre en favor de los pecadores perdidos (Filipenses 2:6-7)… “para todo aquel que cree” (Romanos 1:16).

Mientras la religión mantuvo y mantiene que “hay un purgatorio y las almas que son detenidas allí son ayudadas por las oraciones intercesoras de los feligreses” y que “los santos deben ser invocados y venerados”, los reformadores enseñaron que la salvación es solamente a través de la obra de Cristo, porque así lo enseña la Escritura. Escribió Juan Calvino: “…intervino Cristo, e intercediendo por nosotros tomó sobre sus espaldas la pena y pagó todo lo que los pecadores habían de pagar por justo juicio de Dios; que expió con su sangre todos los pecados que eran causa de la enemistad entre Dios y los hombres; que con esta expiación se satisfizo al Padre… y miramos solamente hacia Cristo para obtener favor divino.”

Esta verdad de la exclusividad de la suficiencia de Cristo para la salvación la declaró el mismo Señor Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Jesús es el único camino, pero no el más transitado. La única verdad, pero no la más creída. La única fuente de vida, la vida misma, pero no disfrutada por todos. La piedra angular, pero no todos confían en ella. ¿En quién está confiando el lector para su salvación, para el día de la muerte, para la eternidad? ¿Piensas esto, oh hombre… que tú escaparás del juicio de Dios?” (Romanos 2:3). Como dice la Escritura,
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo… el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” ( 1Timoteo 2:5-6; leer Colosenses 1:13-18 ). Deje el lector de mirarse a sí mismo de mirar una religión, de mirar a otro hombre o mujer como su intermediario delante del Dios eterno. Vuélvase a Cristo, sólo a Cristo. rc

 

Lectura Diaria:
Levitico 27:1-34 [leer]
/Salmos 142:1-143:12[leer]
/Marcos 11:1-26 [leer]