Algunos piensan que los cristianos son pretenciosos porque toman para sí las instrucciones en la Biblia dirigidas a los “santos”. La palabra “santo” significa algo puesto aparte para un uso especial. En varias partes del Nuevo Testamento encontramos instrucciones para los santos.

 

“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso.” Efesios 1:1.

 

Algunas personas ponen en entredicho a los cristianos que dicen que los creyentes en Cristo no tienen derecho de considerarse santos delante de Dios. Seamos claros. No nos consideramos santos porque pensemos haber alcanzado a un estado superior de santidad. La palabra “santo” es usada casi cien veces en la Biblia para describir a aquellos que hemos puesto nuestra fe en el Señor Jesucristo. Pablo el apóstol escribió a los Romanos: “a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” Romanos 1:7. Se desprende de este versículo que los cristianos que vivían en Roma eran llamados santos y en la misma frase son llamados “amados de Dios.”

 

En la carta a los Corintios Pablo escribió: “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” 1 Corintios 1:2, 3. Leyendo este verso entendemos que los que estaban en la iglesia de Corinto eran reconocidos como “santificados en Cristo Jesús” y “llamados a ser santos”. No es que ellos se hubieran atribuido el nombre, sino que fueron llamados así por Dios quien inspiró al apóstol Pablo a escribir las palabras. El apóstol Pedro llamó a los cristianos a ceñir los lomos de su entendimiento, “como hijos obedientes,” instándoles a no conformarse “a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia”. Lo de “antes” se refiere al tiempo cuando ellos no eran considerados hijos ni hijas de Dios; o sea, no eran santos. Y sigue con su exhortación: “Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” 1.a Pedro 1:13-16.

 

En la carta a los Romanos somos llamados santos por el mismo Dios del cielo. En la carta a los Corintios, se nos insta a vivir de acuerdo con la alta llamada recibida de parte de Dios para ser santos, o apartados, o santificados, o consagrados. Esto es lo que significa la palabra. En la carta de Pedro, hemos de vivir santamente para demostrar el efecto de la vida eterna recibida de Dios quien es santo. Dios como Padre de la familia espera que sus hijos demuestren las características suyas. Así que, no es que nos creamos santos pensando que seamos superiores a otros, sino porque Dios espera que los suyos vivan de acuerdo a la vida santa recibida. Cuando creímos en Cristo, fuimos perdonados y recibimos una nueva vida. Fuimos limpiados de nuestra vana manera de vivir. Ahora somos instruidos a vestirnos “del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Efesios 4:24. Cada cristiano busca seguir “la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” Hebreos 12:14. Dios nos apartó del mundo condenado y nos ve como hijos santificados para reflejar la santidad de Él. –David A. Jones.

 

Lectura Diaria:
Éxodo 14:5-31 [leer]
/Salmos 49:1-50:23 [leer]
/Hechos 7:30-8:4 [leer]