“Jesús no había venido a ellos” Juan 6:17

 

Los evangelios relatan detalles acerca del Señor Jesús, y leemos que ciertos eventos no acontecieron por que “su hora no había llegado.” Juan 7:30; 8:20. Se refiere al momento en que Jesús moriría en la cruz para hacer la obra de redención. Tal momento no iba a ser un “accidente”, sino según “el designio de” la voluntad de Dios. Efesios 1:11 Vea Juan 13:1, “su hora había llegado.”

 

Después del milagro en que Jesús multiplicó los panes y los peces, Jesús entendió que las personas favorecidas iban a apoderarse de Él para hacerle rey. Ya que no era “la hora” para eso, se retiró al monte solo. Al anochecer, los discípulos tomaron la barca y comenzaron la travesía del lago de Galilea hacia Capernaum. Estaba oscuro y los discípulos habían remado unos cinco kilómetros cuando los vientos ruidosos levantaron las olas que golpeaban en la barca, llevándola de cresta en cresta, produciendo terror en el corazón de los discípulos navegantes. Al parecer, Jesús tenía la intención de estar con ellos, pero todavía no llegaba. De repente, por sobre el ruido del mar agitado, se escuchó la voz de Jesús, “Yo soy; no temáis.” ¡Que alivio para los discípulos! Tan pronto que Jesús entró en la barca, llegaron a Capernaum, aldea cuyo nombre significa, “Aldea de Consuelo.”

 

Hay personas a quienes les parece que están navegando en medio de una tormenta. Quizás se preguntan “¿dónde está Jesús?” Por medio de su Palabra, podemos escuchar su voz, sobrepasando los vientos de las circunstancias. Está diciendo, “Soy Yo; no temáis.” Nada pasa sin que Él lo sepa y luego sabemos por su Palabra que Él está presente, y su presencia es como un gran consuelo que inunda el corazón. Ya llega la calma. Es como entrar en una “aldea de consuelo.” AM/daj

 

Lectura Diaria:
1Reyes 1 [leer]
/Jeremías 9 [leer]
/Efesios 3 [leer]