Cada uno tiene planes para el futuro, pero ¿tomamos en cuenta a Dios?. Veamos un ejemplo de la vida cotidiana.

Hace unos meses, en una graduación de estudiantes terminando su experiencia escolar, dos profesores leían un corto comentario sobre cada alumno a medida que cruzaban la plataforma para recibir su diploma. Hablaban de su paso por la escuela y de sus expectativas en cuanto al futuro. Fueron más de doscientos alumnos homenajeados. Mientras eran nombrados, se proyectaba una foto del alumno sobre un par de pantallas. Los nombres y los rostros representaban una diversidad de lenguas, de razas, y de nacionalidades. Cada uno tenía planes para el futuro.

Puse atención a lo que decían, queriendo escuchar alguna indicación de que el alumno había tomado a Dios en cuenta. Solamente en unos diez casos hubo alguna indicación de que el alumno buscaba orientación para servir a Dios. Quizás el texto bíblico seleccionado podría haberse repetido al final de la ceremonia, “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante” (Lucas 6:47). El Señor Jesús usó la figura de un hombre cuidadoso, haciendo planes previos a la construcción de su casa. El hombre cavó, ahondó, y puso el fundamento sobre la roca, para evitar un desastre en el momento de la prueba. El Señor mismo interpretó el significado diciendo que la roca es la Palabra de Él, y quien la toma en cuenta, y la pone por obra, la está usando como la base indispensable para conducir su vida. Tal individuo es sabio. Las tormentas de la vida no la pueden derribar ni destruir, se queda firme y segura (v.48).

El Señor describió lo que hizo otro hombre, quien no usó de sabiduría. En vez de tomar precaución previa por lo que pudiera suceder, no cavó, ni ahondó para encontrar la roca, sino “edificó su casa sobre tierra, sin fundamento”. Cuando el río dio con ímpetu contra la casa, luego cayó, y es elocuente el resultado: “fue GRANDE la ruina de aquella casa” (v.49). Es importantísimo tener un buen fundamento. Las ideas humanas no sirven para dar firmeza a la vida, sino solamente es la Palabra que como una roca sólida, permite mantenerse firme en los vaivenes de la vida diaria. También la seguridad eterna depende del fundamento en que está puesta la casa de la vida del individuo. La Palabra de Dios, la enseñanza del Señor Jesús, es la única base adecuada para todo que se hace en esta vida. A través de ella sabemos que la fe puesta en la obra terminada del Señor en la cruz nos puede salvar. Es la única manera de evitar un desastre.

No seamos necios ni planifiquemos nuestra vida sin tomar en cuenta a Dios, como aquel rey que fue precisamente acusado de eso por Dios mismo en labios de Daniel: “al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste” (Daniel 5:23). Tomemos en cuenta a Dios seriamente, para que tengamos un fundamento firme y una defensa sólida para esta vida, y para la eternidad. –daj/rc

 

Lectura Diaria:
Deuteronomio 6-7:11 [leer]
/Eclesiastés 8-9:10 [leer]
/Lucas 8:22-39 [leer]