“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” 1 Juan 4:19

Era Octubre, 1986, en Canadá, leía el diario vespertino que traía una foto en la portada. El titular decía: “Hijo, dale un último abrazo a tu mami”. La foto mostraba a Sra. Rosa March, de 32 años, confundida en un abrazo con su hijo, Darryl, de apenas 8 años. La historia relataba cómo el chico fue alcanzado por un auto en la calle. Llevado en estado grave al hospital, los doctores lucharon por conservarle la vida. Pronto se dieron cuenta de la imposibilidad de mantenerle con vida y se lo comunicaron a la madre. Se apoderó de ella el deseo de tomar a su hijo en sus brazos, una vez más, antes que muriera. El doctor desconectó el respirador, y Rosa March tomó el golpeado cuerpecito de Darryl, apretándolo contra el suyo propio. Cumplía su deseo de hacerle cariño a su hijo, cuya condición se agravaba. “Un último abrazo para tu mami, hijo mío,” dijo Rosa, “antes que mueras.” El abrazo duró uno, dos, tres, — cuatro minutos, y Darryl murió en los brazos de su madre. Lágrimas llenaron mis ojos, pensando en lo doloroso de la escena. Una madre joven con el fruto de su vientre muriéndose ante sus ojos. Me pregunté, “¿Por qué quiso tomar está mujer este cuerpo magullado, con numerosas hematomas y heridas, y abrazarlo?” “¿Por qué con corazón quebrantado quiso ella envolver al niño en sus brazos a pocos minutos y segundos antes que la Muerte vendría para arrancarse con él? ¿Porqué? La frase dicha por la Sra. Rosa cuando el doctor retiró el respirador dice todo: “Un último abrazo para tu mami, hijo mío, antes que mueras”. ¿Puede haber algo tan bello como el amor de una madre? No hay amor como el amor de una madre, desinteresado, abnegado y sacrificial. Es conocido y ha sido experimentado por muchos. Me quedé largo tiempo mirando la foto y leyendo la historia de Rosa March y de Darryl, su hijo.

El amor no reconoce barreras, no toma en cuenta los límites. El amor impele a la persona hacia adelante cuando la razón dicta retirarse. No se puede pensar nunca en una demostración de amor humano, sin pensar en el gran amor de Dios. Yo no conozco a Rosa March, excepto por la foto que salió en el diario. Pero el amor cálido de esta madre me hizo ver el reflejo de un Dios de amor que nos ama a nosotros. Nos ama, a pesar de que hayamos sido horriblemente golpeados por el pecado. Nos ama, cuando nadie más se preocupa. “De tal manera amó Dios a (este) mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). “Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella. (Efesios 5:25). Darryl no supo apreciar este último gesto amor cuando su madre le tomó en sus brazos, apretándole a su pecho por cuatro minutos. Darryl estaban inconsciente cuando murió en los brazos de su madre. “Un último abrazo para tu mami, hijito, antes que mueras,” dijo ella, y Darryl pasó de esta vida envuelto en los brazos de amor.

Dios también quiere tomarnos en sus brazos, por decirlo así. La Sra. Rosa tuvo que dejar que su hijo muriera pero Dios quiere entregarnos vida a través del Señor Jesucristo antes que muramos. ¿Has experimentadoel amor salvador de Dios Padre? ¿Te has visto como el objeto de su amor para contigo? No hay mayor despliegue del amor de Dios, sino en lo que vemos a través de la muerte de Jesucristo por nosotros en la cruz. Dios te ama y ha hecho una provisión completa para salvarte. En base de lo que Cristo Jesús hizo en la cruz, Dios quiere envolverte en sus brazos de amor. El amor de Dios ha provisto salvación para todos. Es su regalo de amor. Podemos experimentar el amor de Dios y luego demostrarlo para con otros. Mi suegra vivó hasta los casi 103 años. Cuando tenía 95 años de edad y ya vivía en un hogar, con problemas de memoria, decía a la gente: “Alguien a quien yo quiero me viene a visitar.” No se acordaba del nombre de mi señora pero sabía que le tenía amor. Aunque la arteriosclerosis le había privado de su lucidez, no había tocado el corazón de su amor para con su hija. El único amor que supera al amor de la madre es el amor de Dios. –David A. Jones

 

Lectura Diaria:
2 Cronicas 14-15 [leer]
/Ezequiel 36:16-38 [leer]
/Juan 14:15-31 [leer]