Hay ciertos hechos históricos que además de ser interesantes tienen también una lección que debemos tomar en cuenta. Así sucede con las palabras de Josué en la despedida de las dos tribus y media que se volvían a sus familias y la tierra que habían escogido. No entraron en Canaán como era el deseo de Dios. A la postre afectó su vida espiritual y abandonaron la adoración a Dios para convertirse en idólatras, pecado que Dios aborrece.

 

Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que AMÉIS a Jehová vuestro Dios, y ANDÉIS en todos sus caminos; que GUARDÉIS sus mandamientos, y le SIGÁIS a él, y le SIRVÁIS de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.” Josué 22:5.

 

Cuando los Israelitas se preparaban para entrar en la tierra prometida de Canaán, las tribus de los rubenitas y los gaditas más la media tribu de Manasés optaron por no cruzar el río Jordán. Prefirieron quedarse en el lado oriental. Cuando tomaron la decisión, causó consternación entre el pueblo y Moisés tuvo que intervenir. Al final acordaron dejar a sus mujeres y a sus niños y sus ganados instalados en el terreno que habían escogido y los varones de guerra acompañaron a las otras tribus a la conquista de su nueva tierra. No fue una decisión óptima pues Dios quería que todos entrasen en la tierra que les había dado. Pero Dios permitió que las dos tribus y media llevasen a cabo sus planes. Dios quiere dirigir a su pueblo siempre, pero cuando algunos buscan una supuesta ventaja según su concepto, lo deja a su elección.

 

Las dos tribus y media cumplieron con el acuerdo hecho con Moisés. Vea Números 32:16-27.  Se relata en Josué 22 que el contingente de los rubenitas, los gadaitas y los de Manases están por volverse a fin de juntarse con los suyos. Josué reconoció su fidelidad en quedarse largo tiempo con sus hermanos, y les despide con gratitud. Dijo: “volved, regresad a vuestras tiendas, a la tierra de vuestras posesiones, que Moisés siervo de Jehová os dio al otro lado del Jordán” Josué 22:4. En sus palabras de despedida Josué incluyó una exhortación que hace bien a cualquier hijo de Dios en el día de hoy; “Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que AMÉIS a Jehová vuestro Dios, y ANDÉIS en todos sus caminos; que GUARDÉIS sus mandamientos, y le SIGÁIS a él, y le SIRVÁIS de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma” v.5. Si está presente el amor a Dios en el corazón, el resto resulta un deleite. La obediencia proviene del AMOR en el corazón. El amor es más que un sentimiento de afecto para con una persona. En el tiempo pasado el “amor” era considerado un término político, indicando lealtad cariñosa hacia el rey. ¿Cómo habrían recibido las palabras de Josué? ¿Cómo las recibimos nosotros hoy en día? ¿Acaso estas cinco características, AMEIS.. ANDEIS.. GUARDEIS.. SIGAIS.. SIRVAIS  están presentes en nuestra vida delante de Dios?

 

Los guerreros de las dos tribus y media se fueron con el beneplácito de Josué. Desafortunadamente la tierra que Dios había prometido a los Israelitas no les interesaba y prefirieron quedarse cortos de la meta. Por considerar la tierra al este del Jordán propicia para su ganado la tierra, se quedaron allí. Su decisión les dejó expuestos al ataque de los sirios y luego se entregaron a la idolatría. Su campo de interés no dejaba mucho lugar para que experimentaran la comunión con Dios. Son muchos los cristianos cuyo campo de interés se limita a concentrarse en lo puramente personal y no en lo espiritual. No elevan sus pensamientos para buscar “las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” Colosenses 3:1. ¿Dónde están los intereses suyos? –daj

Lectura Diaria:
Jueces 20 [leer]
/Isaías 38-39 [leer]
/1 Corintios 15:35-58 [leer]