Según una estadística del año 2012 hay 740 samaritanos en el mundo y continúan con sus tradiciones en el Monte Gerizim. Este es el mismo monte al cual la mujer se refirió cuando conversó con Jesús. Jesús descartó el monte como lugar de adoración y agregó que ni Jerusalén sería el lugar para adorar. El Padre está buscando adoradores y Él está en el cielo.

 

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” Juan 4:10

 

Se relata en el evangelio de Juan, capítulo 4, el encuentro que Jesucristo tuvo con la mujer de Samaria, residente en la ciudad de Sicar. Esta historia se halla solamente en este evangelio. De todos modos, tiene que ser importante por todos los múltiples detalles mencionados en ella. Ocupa la mayor parte del capítulo para informarnos de los dichos del Señor Jesús y las respuestas de la mujer. También incluye la actividad de los discípulos y luego la reacción de los ciudadanos que salieron a reconocer a Jesús cuando fueron informados por la mujer que el Mesías había llegado. Un análisis de la historia permite percatarse de la sublime unión de lo divino a lo humano en el Señor Jesús. El revela su deidad por su omnisciencia pues revela a la mujer que sabe los secretos de su vida que ella quería esconder. A la vez se ve muy humano cuando dice que su cuerpo estaba cansado del camino, y por eso se sentó junto al pozo. También esperaba que los discípulos llegasen con algo para comer. La historia revela que el Señor Jesús no se sujetaba a las reglas de la sociedad judía cuyas normas requerían ningún contacto con los samaritanos. La Biblia establece que Dios no hace acepción de personas. El no escoge a unas y rechaza a otras. La Biblia dice que “De tal manera amó Dios al mundo“. Ama al mundo entero y el procedimiento de Jesús en abrir la conversación con la mujer samaritana reveló el corazón de Dios mismo que quiere salvar a todos para que sean hijos e hijas de Él.

 

Un hombre de provincia una vez dijo: “me siento muy poca cosa, y frente a otros, empequeñecido, así que me imagino que yo no puedo hacer mucho para Dios”. Se le hizo ver que el precio pagado por el rescate del rico es igual al precio pagado por el pobre. La muerte que el Señor Jesús tuvo que sufrir para salvar al hombre de gran intelecto es exactamente la misma que tuvo que soportar para salvar al que tiene poca educación. La necesidad de todo pecador es lo mismo ante los ojos de Dios y la obra de Cristo en la cruz sirve a todos por igual. El Señor Jesús dejó esto bien en claro cuando conversó con la mujer samaritana estableciendo que Dios quiere que todos sean salvos.

 

La Biblia dice que “le era necesario” –a Jesús– “pasar por Samaria“. Era necesario porque de otro modo, ¿Cómo podría encontrarse Él con los pobladores de la provincia de Samaria? Ellos jamás irían a Jerusalén para adorar. Ellos tuvieron su propio monte donde tenía su templo en que adoraban. No solamente los judíos, sino también los samaritanos practicaban la discriminación. Era necesario que Jesús pasara por Samaria para que los samaritanos supieran que el Mesías había llegado. En los sucesos de la vida, el Salvador se revela al ser humano como aqul que ama al pecador. Lo hizo con la mujer de Samaria y su llegada a Samaria se transformó en una visita de bendición. ¡Que cada uno sea bendecido hoy! (Continuará) –DAJ

 

Lectura Diaria:
1 Cronicas 3:1-4:23 [leer]
/Ezequiel 5-6 [leer]
/Juan 1:1-18 [leer]