El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” Apocalipsis 22:20.

 

Cuando Pablo escribió a los Efesios, les instó a bendecir al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo porque “nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” Efesios 1:3. Este cúmulo de bendiciones forma parte del plan divino para con los escogidos. Dios quiere que ellos vivan como “santos y sin mancha delante de él” v.4. El gran móvil fue el amor de Dios que quiso adoptarnos como hijos suyos por medio de Jesucristo queriendo destacar “la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” vv.5-6. En Cristo el Amado “tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” v.7. El Dios nuestro es generoso y no hay restricción ni impedimento para perdonar todos nuestros pecados. La obra que Cristo realizó en la cruz fue totalmente adecuada para que por medio de ella disfrutemos la limpieza que trae el perdón.

 

Al “sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia” v.8, Dios incluyó la revelación de su voluntad “de reunir todas las cosas en Cristo,… así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” v.10. Cristo ha de ser glorificado en lo que su obra terminada en la cruz ha logrado. Afectará las cosas que están en los cielos y la tierra, pero no incluirá lo que está debajo de la tierra, es decir, el infierno. Los que lleguen a este destino ya habrán indicado su negativa de reconocer a Cristo como Salvador y sufrirán las consecuencias. Pero los salvados serán “para alabanza de su gloria” v.12.

 

Todo esto comienza con oír “la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación” v.13. Al creerla, el Espíritu Santo hace su obra de sellar (marcar) a los creyentes como una garantía que todos los planes de Dios se llevarán a cabo en el futuro. Los seguidores de Cristo anticipamos aquel día glorioso cuando nuestro Amado Salvador vendrá a buscarnos para transportarnos en nuestros nuevos cuerpos a tomar residencia permanente en la casa del Padre. Por eso, “el Espíritu y la Esposa dicen: Ven” Apocalipsis 22:17 ¿Comparte Usted esta esperanza? –daj

 

Lectura Diaria:
Números 1:1-54 [leer]
/Salmos 144:1-145:21[leer]
/Marcos 11:27 [leer]