A veces Jesús entraba en discusiones con los judíos con el afán de corregir sus conceptos y cambiar su modo de expresarse. Pensaban que eran hijos de Abraham cuando en realidad eran hijos del diablo por los planes asesinos que tenían en contra de Jesús. Necesitaban ser librados de la esclavitud de una mente pecaminosa.
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:31-32.
El Señor Jesús hablaba con unos judíos según Juan 8:31-46. Cuando sugirió que la libertad espiritual se hallaba en conocer la verdad, no les gustó la idea de ser considerados “esclavos”. Invocaron el nombre de Abraham y dijeron “jamás hemos sido esclavos de nadie” v.33. Jesús dijo claramente que “todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” v.34. No se trataba de tener como antepasado un patriarca, por famoso que fuera, sino la esclavitud de ellos era al pecado del cual no estaban libres, y el Señor Jesús prometía librarles de su pecado por medio de su palabra. v.36. Si estos hombres hubieran sido realmente libres, no habrían tenido pensamientos asesinos en sus corazones para con Jesús. “Procuráis matarme” les informó. Estaban esclavizados por sus pasiones, y solamente la palabra de Él les podría librar de pensar en cometer este crimen tan enorme de matarle a Él.
Habiéndose identificado como el Hijo con poder para librar, el Señor Jesús se refiere al Padre, y el hecho de haber estado cerca de Él, “Yo hablo lo que he visto cerca del Padre” v.37. Aquí hay dos personas distintas que se comunican entre sí, el Padre y el Hijo. El es el revelador, el que manifiesta la plenitud de la divinidad. Pero en cuanto a ellos, Jesús dijo: “Y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre” v.41. Cuando dijeron que “nuestro padre es Abraham” v.39, el Señor les corrige diciendo que los hijos de Abraham tendrían una actitud diferente a la que tenían ellos. “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” v.44.
El diablo era un personaje con una identidad propia y los judíos tenían su propia identidad. Por compartir los mismos pensamientos, se veían como padre e hijos, con motivaciones e intereses comunes. Si los judíos y el diablo eran personajes distintos, y compartían los mismos pensamientos e intenciones, ¿qué hay de raro en entender que así también el Hijo de Dios y Dios Padre tienen identidades propias? Al principio de su evangelio Juan el apóstol dijo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14. Conocer a Cristo como Salvador es conocer a Dios mismo y disfrutar de la verdadera libertad del pecado. ¿Disfruta usted de esta libertad por medio de Cristo? –daj
Lectura Diaria: | ||
Levitico 27:1-34 [leer]
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/Salmos 142:1-143:12[leer]
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/Marcos 11:1-26 [leer]
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