Vivir en comunión es un deleite espiritual. Es posible para cualquier ser humano disfrutar de esta bendición. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que hay prácticas en la vida que inhiben vivir en comunión con Dios.
“Oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos.” Daniel 9:4.

¿Es posible vivir en comunión con Dios? Vivir así significa estar en contacto con Él. Millones podrían decir que la han experimentado en el día de hoy. Sin embargo, hay diferentes niveles en que esta bendición se disfruta. Cuando ha habido desobediencia o pecado en la vida, se va a sentir un impedimento hasta que haya confesión de lo que se ha hecho. No es posible disfrutar de la plena comunión con Dios mientras haya pecado no reconocido en la vida. El texto de cabecera de parte de Daniel es precisamente una confesión de pecado ofrecida por él en nombre del pueblo. (Vea Daniel 9:5). En su vida privada Daniel mismo gozaba de tener comunión con Dios y oraba tres veces al día en forma especial. Daniel vivía en comunión don Dios.

Pablo instruyó a los Tesalonicenses, “Orad sin cesar” 1 Tesalonicenses 5:17. No hablaba de alguien arrodilladlo orando todo el día. Su exhortación tuvo por objeto animar a los tesalonicenses a vivir en comunión con Dios, para que en cualquier instante pudieran orar. Cuando hay limpieza de vida, el hijo de Dios no tiene ningún problema en orar en cualquier momento. Nehemías es un buen ejemplo de esto pues cuando el rey le preguntó por su rostro triste, dijo que estaba triste por la condición desastrosa de su patria y por la ciudad de Jerusalén. Sorpresivamente el rey dijo a Nehemías, “¿Qué cosa pides?” Nehemías 2:4. Antes de contestar, Nehemías hizo algo: “entonces ORÉ AL DIOS DE LOS CIELOS”. En la vida de Nehemías no había nada que le impidiera dirigirse a Dios en un instante. Los ejemplos de Daniel y Nehemías tienen un punto principal en común; reconocían la soberanía de Dios y que de Él pudieran depender para contestar sus oraciones.

Vivir en comunión con Dios es una realidad abierta a todo ser humano, siempre y cuando se le busca por medio del Único Mediador, Jesucristo, “porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” 1 Timoteo 2:5. La aceptación de la soberanía de Dios significa reconocer que Él está en control de todo y que Él tiene sus propósitos que está llevando a cabo. A medida que vamos descubriendo a través de su Palabra y por los sucesos en la vida donde Dios nos está guiando, veremos que Él tiene plan para cada vida. A la medida que nos sometamos a su voluntad y nos conformemos a ella, uno goza de la comunión con Dios. Le adoraremos y le alabaremos sabiendo que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28. –daj

Lectura Diaria:
Levítico 11:1-47 [leer]
/Salmos 113:1-115:18 [leer]
/Marcos 2:23-3:12 [leer]