El Hijo del Hombre, es a saber, el Señor Jesucristo, vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Revela el deseo de nuestro Dios para con los pecadores. Los profetas indicaban lo mismo cuando repetían las palabras, “Volveos, volveos”.

“Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis?” Ezequiel 33:11

El libro de Zacarías contiene 14 capítulos. Su nombre significa “renombrado” o “recordado”. Era un profeta y de una familia sacerdotal. Su carrera como profeta comenzó dieciséis años después de la llegada de los retornados a Jerusalén bajo el liderazgo de Zorobabel. Vea Esdras 1-6. Junto a Hageo, Zacarías, instruían “a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel” Esdras 5:1. Su ministerio fue efectivo pues “los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia” Esdras 6:14. Iddo era el abuelo de Zacarías. El ministerio de Zacarías tenía por objeto recordar al pueblo la razón porque Jehová se había enojado con ellos, Zacarías 1:2. Enseguida Zacarías entregó la llamada de Dios al pueblo “Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos” v.3. Hay una característica divina que es muy reconfortante; Dios tiene interés en recuperar al ser humano de su mal camino. Está diciendo: “Volveos, volveos… ¿por que moriréis?” Ezequiel 33:11. ¿Hay alguien que deba saber esto para poner atención a este llamado de Dios?

Zacarías recordó al pueblo que sus antepasados habían recibido la misma invitación de los primeros profetas, pero, “no atendieron, ni me escucharon, dice Jehová” Zacarías 1:4. Sus preguntas al pueblo llaman a la reflexión, “Vuestros padres, ¿dónde están? y los profetas, ¿han de vivir para siempre?” v.5. Conocían la historia pasada y ésta servía a Zacarías para hablar en nombre de Dios; “Pero mis palabras y mis ordenanzas que mandé a mis siervos los profetas, ¿no alcanzaron a vuestros padres?” v.6. De todos modos, tuvieron que pasar setenta años en cautiverio antes de que pudieran tener la oportunidad de retornar a su patria para comenzar la obra de reconstrucción. Algunos de los mayores murieron en cautiverio y pagaron un alto precio por haber hecho caso omiso de la Palabra de Dios. El corazón de Dios desea siempre recuperar al pecador de su mal camino. Es una característica divina.

Es triste leer los últimos versículos de Segundo Crónicas 36 y hallar expresiones como “Sedequías… hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová. Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor… y endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israel. También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén. Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación” 2 Crónicas 36:11-15. El nivel de rebeldía ante Dios parece análogo a los días presentes. “Ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio” v.16. El trágico desenlace es revelado en el resto del capítulo. El mensaje de Zacarías y Ezequiel sigue vigente: VOLVEOS, VOLVEOS. –daj

Lectura Diaria:
Levitico 15:1-33 [leer]
/Salmos 119:73-112 [leer]
/Marcos 5:21-43 [leer]