Zaqueo es una persona de la cual se dice muy poco en el Nuevo Testamento. Sin embargo, cuando se la presentó una oportunidad para conocer a Jesucristo, la aprovechó.

 

“Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús”. Lucas 19:2-3.

Jesús pasaba por última vez por la ciudad de Jericó. Los pobladores no lo sabían, pero el Hijo de Dios iba rumbo a Jerusalén y durante la celebración de la fiesta nacional de la Pascua, iba a ser tomado y crucificado. Sucedió que uno de los habitantes de Jericó, un pecador notorio por sus operaciones fraudulentas, tuvo interés en ver a Jesús. Zaqueo era jefe los recaudadores de impuestos y era rico, seguramente producto de sus maniobras financieras. Algo sabía de Jesús y procuraba verle. ¿Qué es lo que le interesaba? ¿Acaso quería tener contacto visual como ocurre hoy cuando personas importantes visitan el país y las multitudes se alinean en las veredas para verles pasar? O, ¿sentía Zaqueo una necesidad espiritual? Su baja estatura impidió que se acercara entre la gente más alta alrededor de Jesús. Por eso que corrió delante y subió a un árbol al lado del camino donde Jesús iba a pasar. El problema de Zaqueo era físico, pero representa lo que pasa hoy día con las personas que quieren conocer a Jesús como Salvador. Hallan que ciertas cosas de la vida les impiden acercarse a Jesús.

Hay adultos y jóvenes que desean ser salvos, pero temen la burla de los amigos y por eso se desisten. En las mejores familias, se escuchan comentarios negativos cuando un miembro de la familia habla de su interés en seguir a Cristo. Otro impedimento puede ser que la persona tenga prejuicios propios. Hay algunos que desean ser salvos pero tiene planes para el futuro que no toman a Dios en cuenta. Lo triste en estos casos es que el individuo deja su despertar naciente para volver a su vida alejada de Dios. No así con Zaqueo, quien subió a un árbol para ver a Jesús. Encontró una solución para su baja estatura, pero no para su alma. Saber de Jesús desde lejos no es lo mismo conocerle personalmente como Señor y Salvador.

Tiene que haber sido una sorpresa para Zaqueo cuando Jesús se detuvo, y mirando hacia arriba, y le llamó por nombre.  Le ordenó a bajarse rápidamente “porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” Lucas 19:5. No había que demorar, sino atender al deseo del Señor. Tener a Jesús en casa es una posibilidad que puede aprovechar toda persona. Zaqueo no había hecho nada para merecer que Jesús fuera a su casa; tampoco nosotros. Es la pura gracia de Dios que le hace desear entrar en nuestra vida. Zaqueo respondió, pasando de ser un curioso a un criticado y luego un convertido en discípulo del Señor Jesús. De la conversación sostenida, nada se sabe, pero el Señor indicó que en Zaqueo, hubo una transformación; “Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham” v.9. Zaqueo tuvo fe en lo que Cristo dijo y fue semejante a Abraham, quien había creído a Dios muchos años antes. La fe verdadera es la que es depositada en lo que Dios revela acerca su deseo de perdonarnos. Zaqueo pensaba que él aprovechaba la oportunidad de ver a Jesús y descubrió que en realidad Jesús le buscaba a él, “porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” v.10. Zaqueo quería VER a Jesús. Pero Jesús le quería SALVAR. ¿Acaso ha llegado Jesús a posar en tu casa? Como Zaqueo, hay que aprovechar la oportunidad en el día de hoy. –daj

Lectura Diaria:
Levitico 23:1-22 [leer]
/Salmos 132:1-134:3 [leer]
/Marcos 8:27-9:13 [leer]