¿Ha bebido del agua viva? Satisface a la persona que la bebe y como resultado, ella refresca la vida de otros. Lea como es eso:
“Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.” Juan 4:10.

La mujer samaritana vino al pozo al mediodía pensando solamente en sacar agua para su casa. El hombre extraño que le comenzó a conversar mencionó otra clase de agua, AGUA VIVA. Cualquier hallaría la expresión intrigante. La pregunta de la mujer fue lógica, “¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” v.11. Es precioso pensar que el Señor Jesús la tenía y la ofrecía gratuitamente; solo era necesario pedírsela a Él. Era diferente al agua en el pozo, pues con un solo sorbo, el que la bebía quedaba satisfecho para siempre. Jamás tendría que repetir el acto. Además el agua recibida del Señor deja al que la recibe en condiciones de refrescar la vida de otros. El agua viva tiene que ser muy especial.

La clave para saber interpretar la expresión “agua viva” sale en Juan 7:37-38. Al finalizar la fiesta de Tabernáculos y precisamente en el octavo día “Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. Después de una fiesta que duró siete días, ¿puede ser que haya alguien insatisfecho? Las fiestas religiosas del mundo no pueden satisfacer la sed espiritual del alma. Es por eso Jesús ofrece la misma agua viva que la mujer samaritana bebió. Juan nos informa del agua viva en el v.39 cuando Jesús “dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él”. El agua viva es una figura del Espíritu Santo. Los salvados ya sabemos que en el momento de confiar en Cristo, recibimos al Espíritu Santo como morador permanente en nuestro ser y nos satisface por completo. Es a través de Él que Dios quiere utilizar a los suyos para refrescar la vida de otros. Jesús dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” Juan 3:38.

El Espíritu no solamente satisface al creyente en Cristo, sino le capacita para poder servir a Dios. La vida de otros puede ser afectada cuando mostramos amor, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” Romanos 5:5.En los Cantares de Salomón el pueblo de Dios se ve como un huerto, “Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano. Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta” Cantares 4:14-15. El agua viva no es un tranque en el campo, (depósito de agua acumulada), sino un pozo profundo que nunca se seca. Las aguas en este huerto del Líbano tenían su origen en las alturas. Aquilón y Austro eran nombres de brisas o vientos cuyo efecto era desprender el aroma de las plantas regadas con agua. Cuando las brisas de bendición o aflicción tocan su vida, ¿se desprende el dulce perfume del amor, producto del agua viva? –daj

Lectura Diaria:
1 Reyes 17 [leer]
/Jeremías 29 [leer]
/Filemón [leer]