A veces consultamos al médico para saber del estado de nuestra salud y recibimos recomendaciones para mejorarla. Es el momento de evaluar nuestra salud espiritual. Lea la recomendación contenida en la meditación de hoy.
“Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah”. Salmo 62:8.

Los doctores que vigilan por la salud de sus pacientes recetan un estilo de vida que incluye una buena dieta y tiempo dedicado a recuperar fuerzas para que se mantengan vigorosos y de buen ánimo. Saben que el mundo corre a galopes y ningún ser humano es capaz de mantener el ritmo apurado sin tomar un tiempo de quietud. Necesita tiempo para refrescarse y “cargar las pilas”. Si es así en cuanto a nuestra salud física, de igual manera debemos cuidar de nuestra salud espiritual. ¿Cuál es el secreto para tener un estado espiritual óptimo, el estado vital para vivir la vida cristiana victoriosa? La respuesta más acertada es: tomar tiempo a diario para estar a solas con Dios, meditando en su Palabra, y adorando en su presencia.

Del Señor Jesús leemos que “en aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” Lucas 6:12. Si el mismo Hijo de Dios dedicó tiempo a este ejercicio espiritual, ¿qué de nosotros? Algunos buscan la presencia de Dios solamente en tiempos de gran prueba. Otros la buscan con una larga lista de peticiones. ¿Cuántos buscan a Dios para expresarle su gratitud o para deleitarse en su presencia? Es hermosísimo pasar tiempo con el Señor meditando sobre un pasaje de la Biblia que destaca su fidelidad o por las preciosas promesas que nos ha dejado. Hay personas que pasan horas ante el televisor o tienen su oído pegado a la radio y apenas alcanzan a estar cinco minutos en oración en la presencia de Dios. Es tiempo de reevaluar nuestras prioridades.

¿Se acuerda del mensaje del evangelio que escuchó antes de aceptar a Cristo como Salvador? Los que sirvieron de “embajadores en nombre de Cristo” nos rogaban “reconciliaos con Dios” 2 Corintios 5:20. Al responder con fe, fuimos salvos y se estableció una relación con Dios Padre a través del Señor Jesús. Pudimos orar diciendo, Abba, Padre. “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” Gálatas 4:6. Cada vez que buscamos a Dios, entramos en la presencia de nuestro Padre amante. Jesús dijo que “la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también EL PADRE TALES ADORADORES BUSCA que le adoren” Juan 4:23. Si Ud. supiera que alguien le estaba buscando por un motivo sano y halagüeño, ¿se negaría a responder? Decida ahora mismo a apartar tiempo todos los días para disfrutar la comunión con Dios, leyendo su Palabra y en conversación con él usando el camino abierto a su presencia. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne,… acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” Hebreos 12:19-20, 22. –daj

Lectura Diaria:
Josué 10 [leer]
/Isaías 7-8:4 [leer]
/Lucas 23:47-24:12 [leer]