Los relatos históricos de los israelitas sirven como eventos aleccionadores para nosotros hoy día. Lea de la situación reinante cuando murió Josué. El pueblo se deslizaba a tomar otro rumbo, algo similar que ocurre hoy entre el pueblo de Dios. Aprendamos de ellos.
El Señor Jesús dijo: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” Apocalipsis 2:4.

Cuando un gran líder de una nación fallece, se produce una especie de vacío mientras no se sepa quién podría tomar su lugar y seguir con su programa. El mundo ha visto muchos casos de esta índole en los últimos cien años. Casi tres milenios atrás, los israelitas tuvieron que enfrentar igual problema cuando murió Josué, el gran caudillo que lideró la repartición de la tierra de Canaán. Cuando murió Moisés, no hubo problema para saber quién sería su reemplazante. Dios mismo nombró a Josué como su sucesor. No sucedió así cuando Josué murió porque la situación de la nación había cambiado. En vez de ser una gran multitud que vivía trasladándose de un lugar a otro, ahora es una nación de doce tribus repartidas en sus respectivas heredades. Con la ausencia de Josué “los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos?” Jueces 1:1.

Comenzaron bien y la tribu de Judá siguió conquistando como Dios había ordenado. “Combatieron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron” Jueces 1:8. Desafortunadamente muchos de sus habitantes fueron muertos y prendieron fuego a la ciudad. Algunas otras tribus no arrojaron a los habitantes, sino que les dejaron morar en medio de ellas, haciéndoles tributarios. Esto no fue lo que Jehová quiso, pues sabía que con el tiempo los antiguos moradores llegarían a ser “azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero” Jueces 2:3. Así sucedió y el ángel de Jehová tuvo que reprenderles diciendo “mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?” v.2.

Cuando una persona se convierte a Jesucristo recibiéndole como Salvador, recibe una vida nueva; “de modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17. Al principio de la jornada, hay cambios positivos en la vida del nuevo convertido. Deja las prácticas pecaminosas, y abandona las entretenciones mundanas mientras su vida es consagrada para agradar a Dios y buscar su gloria. Con el andar del tiempo existe la tendencia de volver atrás como ocurrió con los israelitas. Los intereses antiguos son “tropezaderos” y hacen perder el entusiasmo por las cosas de Dios. Viene al caso lo que dijo el Señor a la iglesia en Éfeso, “tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” Apocalipsis 2:4. Quizás lo que tuvieron que experimentar los israelitas sea lo que Dios busca hoy en los que hayan dejado su primer amor; “cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró” Josué 2:4. Hubo cambios en aquella oportunidad pues “ofrecieron allí sacrificios a Jehová” v.5. El Señor nos dice hoy día: “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras” Apocalipsis 2:5. –daj

Lectura Diaria:
Levitico 25:1-55 [leer]
/Salmos 139:1-24 [leer]
/Marcos 10:1-31 [leer]