Una doctrina fundamental del cristianismo es que el Hijo de Dios llegó a este mundo desde el cielo. Es Eterno y su paso por el mundo durante aproximadamente treinta y tres años fue para hacer posible nuestra salvación.

“Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14.

El Hijo de Dios ha existido siempre. Es cierto que estuvo más de treinta y tres años viviendo aquí en la tierra, pero su existencia como un ser divino no fue limitado a su corto tiempo aquí en el mundo. Los escritores de la ciencia ficción inventan personajes que supuestamente poseen poderes especiales, pero que en realidad nunca han existido. En honor a la verdad, Cristo existía antes de habitar el cuerpo preparado para Él en el vientre de María, su madre virgen.

Algo sabía Juan Bautista de Jesucristo cuando bautizaba a los arrepentidos en el río Jordán. Al conocer a Jesús personalmente, afirmó: “Éste es aquél de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él.” Juan 1:30-32. Cuando Juan era solamente una criatura en el vientre de su madre Elisabet, María la visitó pues era su prima. María recién había concebido a Jesús, mientras que Elisabet ya llevaba seis meses del embarazo. En relación a eso, Juan dijo que Jesús era ANTES DE MÍ. María quedó tres meses con Elisabet y volvió a Nazaret un poco antes de que Elisabet diera a luz a su primogénito (Lucas 1:56-57). No obstante los seis meses de diferencia en edad, Juan enfatizó: “Éste es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo” Juan 1:15. Juan Bautista estuvo convencido de que Jesús existía antes de él.

Al escribir su evangelio, Juan el apóstol comenzó refiriéndose a Jesús como El Verbo, pues vino para revelar a Dios a nosotros. Si Cristo fuera menos que Dios, sería imposible que nos revelara a Dios. “Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” Juan 1:14. Como nosotros usamos palabras para revelar nuestros pensamientos a otros, Dios hace lo mismo a través del Hijo de Dios, el Verbo Eterno. Dios se revela a sí mismo por medio de Cristo. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios.” Juan 1:1-2. Es una gran verdad que nos hace maravillar pues “palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” 1 Timoteo 1:15. Por eso todos los salvados por Jesucristo podemos decir que “nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” Romanos 5:11. –DAJ

Lectura Diaria:
2 Samuel 10-11 [leer]
/Habacuc 2 [leer]
/Romanos 15:14-33 [leer]