“El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Juan 1:29

La gran declaración de Juan el Bautista con respecto del Señor Jesús merece un análisis detenido de parte nuestra. En este caso, consideremos el concepto del pecado. El pecado es una realidad que la Biblia denuncia y que la experiencia humana universal confirma. Es definido en el nuevo testamento como una infracción a la ley de Dios: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (1Juan 3:4). El Señor presenta al pecado como la condición espiritual del hombre frente a Dios y no como un acto aislado o repetido. Se extiende hasta afectar a toda la persona humana (Isaías 1:6) y se opone siempre al carácter santo de Dios y a su voluntad.

El hombre fue hecho a la imagen de Dios (Génesis 1:27) lo que indicaba que tenía el gran privilegio de representar en forma única a Dios. Sin embargo, esa representación se arruinó y degeneró aunque todavía acompañan al hombre algunos rasgos de amor y bondad que no se aprecian en ningún otro ser creado. En palabras de un autor, podemos señalar que “la caída del hombre impide todo intento por leer de corrido la imagen de Dios en el hombre”. La condición caída del hombre ha borrado casi totalmente la imagen de Dios en él. En la escritura queda claro que Dios no es el autor del pecado. Jesús declara que el pecado tiene su fuente en el corazón humano (Mateo 15:19). Éste comenzó con la duda en cuanto a la justicia y propósito del mandamiento de Dios dado a Adán y Eva en Edén: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17). Luego de lo cual el hombre voluntariamente decide desobedecer Dios. ¿Qué ocurrió? Satanás pretendió presentar a Dios como rival del hombre, como uno que estaba reteniendo bendiciones y no quería que este disfrutara plenamente de su vida y su libertad. Tristemente, después de esto la Biblia declara que ninguna parte del complejo ser del hombre ha quedado libre de la influencia del pecado (Isaías 1:6).

¿Ha sido engañado también el lector creyendo que Dios le niega sus legítimos derechos a disfrutar de las cosas buenas de la vida? Es la misma mentira del diablo que significó la caída de nuestros primeros padres en Edén. Jesús mismo le denuncia como uno que “no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). El hombre está hecho para conocer a Dios, buscarle y depender de Él (Hechos 17:27) ¿Se reconoce el lector como pecador? Es el primer paso para acercarse a Dios y obtener bendición: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1Tim 1:15). Sólo entonces podemos recibir el don de Dios: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). Reconózcase pecador y crea en el Señor Jesús. Rc

(continúa)

 

Lectura Diaria:
1 Samuel 14:1-52 [leer]
/Isaías 52:13-53:12 [leer]
/Romanos 1:1-17[leer]