“Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento” Efesios 3:19

Hoy quisiéramos mencionar a Edward C. Quine (1857–1942) y Charles Henry Purday (1799-1885), ambos británicos, autores respectivamente de la letra y música del himno Gloria a Ti (Glory To Thee), cuya hermosa música podemos escuchar en http://share.gospelriver.com/Music/Array-Hymn/001-glory-to-Thee.mp3.php.

Edward C. Quine fue un fiel siervo de Dios por muchos años entre las asambleas de Gran Bretaña, principalmente en las de la llamada “Isle of Man” ubicada en el mar de Irlanda. En 1922 publicó el libro “Después De La Muerte… ¿Dónde?”. De C.H. Purday sabemos que fue conocido por ser un gran cantante y que se dedicó a la edición y publicación de música cristiana. En 1833 publicó el libro “La Ofrenda De la Música Sagrada”, entre otros. No mucho más sabemos de ellos en cuanto a sus vidas personales y, sin embargo, como dice la Escritura “sus obras con ellos siguen” (Apocalipsis 14:13). En esta ocasión destacamos este precioso himno que, como todo himno apreciado, enfoca nuestros pensamientos en la cruz de Cristo, que es en lo único en lo que un cristiano puede gloriarse (Gálatas 6:14). Nos recuerda la muerte de Cristo a nuestro favor, su angustia y el hecho de que “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” (Isaías 53:10). Sus versos también nos señalan la inmensidad de su amor, la gloria venidera y la esperanza del cielo.

 

1    Gloria a Ti, Altísimo Señor, ¡mi Salvador!

Sentado en alta majestad y honor, ¡te doy loor!

Tu pueblo al disfrutar tu plenitud

eleva su profunda gratitud.

 

2    Triste la noche; angustia y gran dolor, ¡Getsemaní!

Cual sangre son las gotas de sudor que caen allí.

¿La voluntad del Padre es para Ti

beber la copa amarga en vez de mí?

 

3    De espinas coronado en la cruz, ¡qué crueldad!

Oh, ¿por qué a mí mostrar, Señor Jesús,

tan gran bondad?

¡Cuánto quisiera mi alma comprender

amor tan vasto en tu divino ser!

 

4    Tu sangre tan preciosa en expiación vertiste allí

para salvarme de la perdición; ¡loor a Ti!

Nada podrá cambiar tu gran favor,

ni separarme de tu eterno amor.

 

5    Inagotable cual inmenso mar, tu amor por mí.

Profundo amor, que no podré sondear,

encuentro en Ti.

Cuando a tus pies ya coronado estés,

por el Calvario aún te alabaré.

 

Preguntamos, ¿Qué representa Getsemaní para el lector? ¿Qué representa la muerte de Cristo? ¿Ve un hombre sufriendo injustamente y nada más, o contempla en este hecho tremendo el sacrificio del Hijo de Dios a favor del mundo perdido, en favor suyo? El creyente, agradecido, reflexiona, inquiere y trata de acercarse a comprender y valorar más y más este hecho trascendental. Los himnos cristianos no mueven el espíritu primariamente por su estructura musical y melodía hermosa, más bien es su mensaje, bíblico y espiritual, el que con una música asociada adecuada nos llevan a mirar al Señor Jesús, a glorificarle al considerar quién es Él, por el amor de Dios y por la salvación provista.

El salvado encuentra en los versos de preciosos himnos verdaderas oraciones donde brillan las verdades escriturales. Que en este día podamos alabar al Señor Jesús y al Padre con himnos que nos eleven hacia Él, por su gran amor y por la salvación que ofrece a todo aquel que cree (Juan 3:16). –rc

Lectura Diaria:
Números 9:1-10:10 [leer]
/Proverbios 6:20-7:27 [leer]
/Marcos 16:1-20 [leer]