Los capítulos 13 al 17 del evangelio de Juan forman una sección preciosa que revela los pensamientos y las actividades del Señor antes de ir a la cruz. La sección termina con su conceptuosa oración dirigida al Padre a favor de nosotros. En el capítulo 13, se relata de lavamiento de los pies a los discípulos a pesar de estar presente Judas el traidor gobernado por Satanás. El gran amor del Señor para con los suyos es revelado.

 

1 ¶  Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Juan 13:1.

 

En los días anteriores a ser arrestado para ser crucificado, Jesús se había turbado frente a sus discípulos e hizo una pregunta que él mismo contestó: “¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora” Juan 12:27. Demuestra que había aceptado todo el sufrimiento que “esta hora” le iba a significar. Dijo: “Padre, glorifica tu nombre” v.28. Desde el cielo, el Padre le contestó “lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”. El texto de cabecera nos lleva a enterarnos de lo acontecido antes que Jesús fuera apresado para ir a la cruz. Comienza esta etapa en el aposento alto, y luego durante la caminata cruzando el arroyo Cedrón para ir al huerto de Getsemaní, los discípulos escucharon a Jesús a hablar y orar por ellos.

 

Bajo la guía del Espíritu Santo Juan el apóstol nos informa que antes de la celebración de la Pascua junto a sus discípulos en el aposento alto, Jesús les lavó los pies. En un comentario inspirado del Espíritu Juan destaca que los “amó hasta el fin” v.1. ¿Cómo hemos de entender eso? Los discípulos tuvieron amplias evidencias de su amor. Durante más de tres años, les enseñó con paciencia. Soportó sus debilidades como cuando los hermanos Juan y Jacobo le pidieron que fuesen favorecidos con un lugar de importancia en su reino. Su amor le llevó a corregir el concepto equivocado de Pedro sobre el perdón. Pedro pensó que solamente hasta siete veces había de perdonar, pero supo que perdonar no tiene límite. (Mateo 18:21-22). Una vez Pedro trató de disuadir al Señor de  ir a la cruz y Jesús tuvo que reprenderle, pero sin dejar de amarle. “… dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” Mateo 16:23. Los discípulos volvieron extasiados de una misión diciendo “aun los demonios se nos sujetan en tu nombre” Lucas 10:17. Jesús escuchó el relato de sus logros y luego por amor cambió su enfoque: “no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos” v.20. A pesar de sus falencias, Jesús nunca dejó de amarlos.

 

¿Cuál es la enseñanza en esto? Nos enseña que en el pasado Jesús siempre amaba a los suyos y seguiría igual en el futuro. La expresión LOS AMÓ HASTA EL FIN anticipó algunos eventos por venir. Por ejemplo, Pedro no quiso que Jesús le lavara los pies. En el huerto de Getsemaní, tres discípulos se quedaron dormidos a pesar de haber recibido la petición del Señor: “quedaos aquí, y velad conmigo” Mateo 26:38. Aún el amor del Señor hacia los discípulos quedó intacto cuando le vinieron a tomar preso. Los discípulos “huyeron y le dejaron solos cuando vino la turba” Mateo 26:56. Después, Pedro le negó. Cuando Jesús fue crucificado parece que solamente Juan estaba cerca. Una vez resucitado, casi todos los discípulos no creían que se hubiera levantado. Pero Jesús LOS AMÓ HASTA EL FIN. Es reconfortante saber que Jesús nos ama a pesar de nuestras falencias. En vez de tratar el hecho con liviandad, ojalá que esto sea un incentivo para responder a su amor constante y servirle con ahinco. –daj

 

Lectura Diaria:
2 Cronicas 12-13 [leer]
/Ezequiel 35-36:15 [leer]
/Juan 13:31-14:14 [leer]