Las palabras del Señor Jesús son vivas y eficaces. Siempre. Por eso, las palabras suyas en las últimas horas que pasó con los discípulos están llenas de instrucción y consolación.

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación.” 2 Corintios 1:3. 

Comenzando con el capítulo 13 Juan el apóstol relata el encuentro que Jesús sostuvo con sus discípulos antes de ir a Getsemaní. El Espíritu Santo nos permite saber de distintos temas que Jesús mencionó a ellos. Algunos temas tenían que ver con eventos prontos a suceder, mientras otros guardaban relación con los años por venir. A veces afectaban a un solo discípulo, y otras veces con el grupo entero. Algunos eventos afectarían a terceros que no estaban presentes. Un tema especial tratado tenía relación con el Espíritu Santo y su venida a la tierra. Jesús también hablaba del Padre y del poco tiempo que le quedaba, “hijitos, aún estaré con vosotros un poco” Juan 13:33. Y en el capítulo 14 agregó que “si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:3.

De lo relacionado con un solo discípulo, el Señor habló directamente a Pedro: “de cierto, de cierto te digo; no cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces” Juan 13:38. Hablando a todos los discípulos, indicó que quería que se amarasen mutuamente, pues “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” v.35. Jesús habló también del diablo a quien llamó, “el príncipe de este mundo y él nada tiene en mí” Juan 14:30. Jesús habló mucho del Espíritu Santo y de sus variadas actividades cuando viniere para estar aquí en el mundo con los discípulos. (Juan14:15-17; 14:25-26, etc.) También mencionó al Padre y Su relación con Él y con el Espíritu, Juan 14:20, 23, 28, 31, etc.

Seguramente los discípulos no se dieron cuenta del significado de todas estas palabras en el momento, pues Juan ya dijo en el comienzo del evangelio que “cuando (Jesús) resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” Juan 2:22. También dijo: “estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho” Juan 12:16. Ya que no captaban todo no sorprende que los discípulos se mostrasen perturbados por lo que estaban escuchando. Por esto, el Señor quería tranquilizarles con palabras suavizantes. “No se turbe vuestro corazón” Juan 14.1. Con esto quería infundirles paz. No sólo les exhortaba a no turbarse, sino también les explicó por qué no deberían de turbarse. Habló de ir a prepararles un lugar adonde les llevaría en un día futuro. Es posible que con los sucesos de la cruz, los discípulos pensaran que el Señor fuera derrotado. La prueba que no fue derrotado está en su resurrección de entre los muertos. Con ella, el futuro está asegurado y con su vida de resucitado, Cristo cumplirá todo el programa divino dentro del cual están incluidos los discípulos mismos. La promesa continúa vigente; El Señor viene. Ésta es una gran consolación para todos nosotros. –daj

Lectura Diaria:
Josué 16-17 [leer]
/Isaías 11-12 [leer]
/1 Tesalonicenses 2:13-3:13 [leer]