El personaje llamado José cuya historia sale en Génesis despierta grandes sentimientos de ternura en el corazón de los amantes de la Biblia. ¿Será porque él es considero una figura del Señor Jesús? Aunque maltratado, José supo perdonar y restaurar.

“Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” 3 Juan 2b.

Génesis capítulo 45 contiene el relato acerca de José cuando se reveló a sus hermanos, después de aproximadamente 20 años de separación. La maldad perpetrada para con él había sido grande por parte de ellos. Sus hermanos habían hecho dos viajes en busca de trigo para mantener vivos a sus familias que habitaban en la tierra de Canaán. Después del primer viaje, José exigió que Simeón se quedara preso como prenda hasta que trajeran a Benjamín, que se había quedado en casa. Benjamín y José eran hermanos de padre y madre. Al final del primer viaje, y frente a sus hermanos, Simeón había sido encadenado y llevado preso. Ahora los hermanos se han vuelto a Egipto, retornando el dinero que les fue devuelto en sus sacos después del primero viaje. Todo ha andado bien esta vez, aunque no saben la tremenda emoción que siente José en su interior al estar cerca de sus hermanos sin que ellos aprecien su verdadera identidad. Cuando José les despide, ordena que su copa de plata sea puesta en el saco de Benjamín, pues ha de usar este método para producir la reconciliación con los suyos. Tuvieron una despedida comiendo en la casa de José. Fue una cena llena de sorpresas, especialmente porque fueron sentados precisamente en orden de su fecha de nacimiento.

Partieron de regreso a su casa y después de caminar unos pocos kilómetros, son detenidos para revisar su equipaje por orden del segundo gobernador de Egipto, es decir, por orden de José mismo. Al abrir los sacos comenzando desde el mayor, la copa de José fue encontrada en el saco de Benjamín, el menor. Otra vez descubren que su dinero ha sido devuelto. Ya las autoridades anunciaron que si encuentran a un culpable, éste ha de ser encerrado en la cárcel por cometer este robo. Los hermanos no hallan qué hacer porque su padre les había encargado rigurosamente que devolvieran a Benjamín sano y salvo, Génesis 42:36. Había dicho Jacob si algo aconteciese a Benjamín, sería suficiente para causarle la muerte. Benjamín era el más querido por su padre, en ausencia de José.

José quería tener a sus queridos hermanos a su lado. No le importaba ni el dinero, ni la copa, ni las cosas que sus hermanos pudieran darle. Lo que José quería era que le reconocieran como bueno, misericordioso, y que fuesen reconciliados con él. Así que, tienen que regresar precisamente a la casa de José. No fueron llevados a una “prefectura de policía”, sino más bien, a la casa del gobernador. Cuán terrible era para ellos pensando en lo que podría pasar a Benjamín, pues la copa fue hallada en su saco. Seguramente están pensando en los dolores que sentiría su padre si Benjamín se quedara encarcelado. En cualquier país, alguien acusado de robar al que sea segundo después del rey, habrá cometido un delito muy grave. El lado práctico de esta escena para nosotros es, ¿Qué haríamos nosotros si Dios diera el poder a alguien para revisar las cosas que cada uno tiene escondidas? ¿Qué castigo aplicaría por estar en esas condiciones? Dios ya las conoce. No hay nada escondido para Él. Él desea que nos franqueemos con El, para que se revele como el misericordioso, como él que perdona toda iniquidad. (Continuará) –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 12 [leer]
/Ezequiel 13 [leer]
/Juan 4:31-54 [leer]