Reconocer una maldad cometida a veces ocurre después de un proceso de convicción por una conciencia acusadora. El camino que transitar para llegar a reconocer una falta a veces es áspero pero al final da su fruto. Lea lo que pasó con los hermanos de José.
“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:37

Los hermanos de José han llegado a Egipto en busca de víveres para evitar la muerte por hambruna de sus seres queridos en Canaán. Jacob mismo supo la noticia de que en Egipto había trigo para comprar. Jacob no tenía idea de que el gobernador en Egipto a cargo de la distribución del grano fuera su propio hijo. El había sido engañado por los otros diez hijos quienes le hicieron creer que José había muerto devorado por una bestia. Parece que el recuerdo de su maldad no atribulaba a los hermanos después de quince años de la venta de su hermano como esclavo y el engaño hecho para con su padre. De todos modos, la conciencia posee la facultad de retener los detalles del pecado y especialmente el pecado no confesado. Luego, van a sentir la activación de su conciencia con el trato que el “oficial egipcio” les vaya aplicar sin saber que el desconocido es su hermano.

Le sirvió a José ser vestido como egipcio y hablando el idioma de ese país, pues sus hermanos no le reconocieron. José “conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron” Génesis 42:8. Al ver a sus hermanos postrados frente a él “se acordó José de los sueños que había tenido acerca de ellos” Génesis 37:7, 9, “y les dijo: espías sois” Génesis 42:9. Lo dicho por José tuvo por objeto abrir una conversación para poner a prueba la veracidad de sus hermanos. Años antes no le podían hablar pacíficamente. Ahora deben hacerlo respetuosamente. Años atrás, la trataron como un esclavo y le vendieron en 20 piezas de plata. Ahora le tratan como una autoridad sin saber que él maneja miles piezas de plata.

Los hermanos respondieron explicando la razón de su visita. Se identificaron como “tus siervos (que) han venido a comprar alimentos” v.10. Primeramente dijeron: “Todos nosotros somos hijos de un varón; somos hombres honrados; tus siervos nunca fueron espías” v.11. José sabía que faltaban algunos detalles e insistió que fuesen espías. Ellos hablaron del grupo de diez como hijos de un varón pero José les quiere llevar a confesar toda la verdad. Les carga de ser espías otra vez. Luego dijeron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre, y otro no parece (o, ya no está)” v.13. Ahora mencionan a dos más y José les dice: “Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías” v.14. El texto de cabecera destaca la necesidad de hablar la verdad para ser justificado. José ha comenzado el proceso por el cual sus hermanos debieren reconocer la maldad hecha delante de su hermano y delante de Dios. Es una lección para todos hoy en día pues “El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 2 Pedro 3:9. –daj

Lectura Diaria:
1 Reyes 10 [leer]
/Jeremías 18 [leer]
/Filipenses 3-4:1 [leer]