Leer la Biblia todos los días es como entrar en una mina para buscar joyas y sentirse premiado al disfrutar de las grandes verdades.

“Si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:3.

Tomar tiempo para leer la Biblia arroja un saldo a favor para la persona que practica este ejercicio espiritual. Para que este ejercicio sea provechoso y entretenido, se necesita una actitud positiva que anticipa que por media de la lectura bíblica, Dios me va a hablar. Cuando Dios quiso comunicar una gran verdad al joven Samuel, le llamó cuatro veces antes que dijera “habla Señor, porque tu siervo oye” 1 Samuel 3:10. Hasta que tuviera la atención completa del niño, no dijo nada. ¿Tiene el hábito de leer la Biblia mientras están prendidas la televisión o la radio? Para que la Palabra de Dios surta efecto en la vida, hay que apartar tiempo para ello.

La Biblia es como una mina que guarda en su interior gemas de verdad, gemas de variados colores y diferentes tamaños. Los mineros saben que requiere esfuerzo para ubicar y traer los tesoros a la superficie. Los tesoros de Dios son gratuitos pero hay que tomar tiempo para buscarlos en las Escrituras. Pablo el apóstol dio un buen consejo a Timoteo al respecto, “procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” 2 Timoteo 2:15. Como el principio de la diligencia se usa en cualquier negocio, es similar en la lectura también, por más tiempo que se invierta, más retorno produce. Leer la Biblia es así y las palabras reconfortantes del Salvador producen un apetito por saber más.

Dios se revela a sí mismo en la lectura de la Biblia. En cierto sentido, es como una carta de amor para con sus criaturas. En ella, Dios corre la cortina para mostrarnos sus planes para el futuro y como incluye a los suyos en ellos. Por ejemplo, en Juan 14, Jesucristo dice que ha preparado un lugar para nosotros en la casa del Padre y, ¡va a venir a buscarnos! Aquí están sus palabras exactas, “si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:3. Esta no es solamente información para anotar en un cuaderno, sino es una promesa para alegrar el corazón, una promesa para ser saboreada y guardada en la mente, pues el cumplimiento de la promesa podría producirse en cualquier instante. Desde cuando mis padres tuvieron lectura bíblica con nosotros en familia hasta el día de hoy, puedo decir, “fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón” Jeremías 15:16. –daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 30:1-31:13 [leer]
/Miqueas 1:1-2:13 [leer]
/Romanos 9:1-29 [leer]