Esdras es un individuo que supo tomar tiempo para inquirir en la ley de Moisés para luego cumplirla y después enseñar a otros. Lea acerca de él.
“Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras”. Esdras 7:6.

Fue en el año 457 antes de Cristo que Esdras llevó a un grupo de cautivos judíos de Babilonia a la ciudad amada de Jerusalén. Unos cincuenta y ocho años antes, Zorobabel había hecho lo mismo para reedificar el templo. Lo que hizo Zorobabel y los problemas que tuvo que enfrentar son relatados en los primeros seis capítulos de Esdras. La misión de Esdras fue para ver al pueblo de Dios restaurado en su tierra. En la carta entregada por el rey Artajerjes, hubo amplia provisión para que Esdras tuviera éxito en su viaje. De hecho, debía establecer un cuerpo gobernante con permiso del rey. “Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.” ¡Qué tremendo privilegio fue dado a Esdras!

Le fue concedido a Esdras servir a Dios con permiso de un rey pagano. Y lo hizo bien. La mano de Dios le fortaleció. Aquella mano no ha perdido su poder. Todavía está disponible para fortalecernos en el día de hoy. ¿Cuál fue el secreto de Esdras? ¿Por qué fue utilizado tan efectivamente en su servicio para Dios? ¿Fue algo que ocurrió de repente en su vida o fue el resultado de meses y años de buscar el rostro de Jehová? La respuesta está en Esdras 7:10, “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.

Esdras tiene algo que enseñarnos. Comenzó inquiriendo en la ley de Dios. Esdras tomaba tiempo para inquirir y entender lo que Jehová decía. Con este ejercicio, sabía que era lo que Dios esperaba de él. En segundo lugar, se cuidó de cumplir la ley que leía. Había mandamientos de Dios para obedecer en la vida privada y en la vida pública. Después de inquirir y cumplir, comunicaba las verdades a otros. Es una cadena de tres eslabones; inquirir, cumplir, y enseñar. En los días de Esdras, y en los días de hoy, los tres pasos son indispensables para servir a Dios aceptablemente. Inquirir. Cumplir. Enseñar. –DAJ

Lectura Diaria:
2 Reyes 15:32-16:20 [leer]
/Jeremias 50:21-46 [leer]
/Tito 2:9-3:15 [leer]