El salmo 23 es quizás el más conocido de todos. Es fuente de mucha consolación. Lea como hoy día suministra paz y contentamiento a nuestra alma.
“Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano”. Salmo 95:7.

David escribió palabras que en algún momento todo creyente ha repetido, “Jehová es mi pastor; nada me faltará” Salmo 23:1. De lo que pueda necesitar la oveja para sentirse segura, nada le faltará. David menciona la abundante provisión que el Buen Pastor provee para los suyos. Tiene lugares escogidos donde la oveja puede descansar, “en lugares de delicados pastos me hará descansar” v.2a. También el Pastor se preocupa del refrigerio de su oveja; “junto a aguas de reposo me pastoreará” v.2b. Asimismo, restaura las fuerzas agotadas, “confortará mi alma” v.3ª. Los caminos por los cuales será guiada son caminos de rectitud, “me guiará por sendas de justicia” v.3b. El Pastor lo hace “por amor de su nombre,” v.3c, o sea, por el compromiso que tiene con los suyos en base de su amor por cada uno.

Este mundo, lleno de sobresaltos, es descrito como un “valle de sombra de muerte” pero hay motivo para no temer, “porque tú estarás conmigo” v.4. No solamente no debemos tener temor, sino por el contrario, debemos tener confianza, “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Jacob, el antepasado de David, se refirió a los cuidados divinos cuando habló a José su hijo antes de morir, “y bendijo a José, diciendo: “el Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día” Génesis 48:15. No hay que pedirle que esté con nosotros, pues siempre está. Cuando Pablo y Silas fueron sacados de la cárcel en Filipos y llevados a la casa del carcelero, experimentaron la verdad de Salmo 23:5, “aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando”.

Siempre han sido preciosas las palabras del Señor Jesús en Juan 10:11, “Yo soy el Buen Pastor”. Su conocimiento de nosotros es completo, (vv.3, 14, 27). También nos guía, (v.4), nos alimenta (v.9), nos protege y nos preserva (v.28). Ya dio su vida por nosotros, (vv.11, 15), y la vida que nos da es vida abundante (v.10). Es vida eterna que jamás se pierde (vv.28-29). Las bendiciones recibidas hoy son alicientes para saber que “ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días” v.6. “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” Hebreos 13:5. –DAJ

Lectura Diaria:
Jueces 5:1-31 [leer]
/Isaías 26:1-21 [leer]
/1 Corintios 5:1-13 [leer]