Reconocer la deidad del Señor Jesús es la piedra fundamental para ser salvo. “Si tu confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” dice Romanos 10:9. Los nazarenos no le vieron así.

 

“¿No es éste el carpintero, hijo de María? … Y se escandalizaban de él”. Marcos 6:3

 

En una visita que hizo Jesús a Nazaret, los asistentes a la sinagoga se sorprendieron al escuchar al Maestro leer de las Escrituras y explicárselas. “¿De dónde tiene éste esta sabiduría? ¿No es éste el carpintero, hijo de María?” preguntaron. Le supieron identificar como hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón y de dos hermanas. Veían a Jesús solamente como el hijo de María y no hay mención de José. No veían en Él más que el carpintero que había estado trabajando en su taller. Los nazarenos no podían explicar cómo Él tenía tanta sabiduría e inteligencia y una enseñanza tan profunda sobre las cosas de Dios.

 

La Biblia dice que se escandalizaban de Él, es decir, se sentían ofendidos por sus dichos. Le trataban como un trabajador cualquiera y podrían haber pensado ¿que pretendía Él, enseñándonos como debemos vivir? Cuando las personas adoptan tal actitud, es un impedimento para poder confiar y obedecer. Fue un motivo para desaprobarle y no querían reconocer su autoridad. La conclusión de los asistentes fue injusta y ya que no podían explicar la anomalía de cómo un mero carpintero ahora es un destacado conocedor de verdades, terminaron rechazándolo. “Y (Jesús) no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos” Marcos 6:5. La incredulidad impidió que una mayor obra benéfica de Dios fuera hecha por medio del Señor Jesús.

 

Jesús había dicho abiertamente “No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa” Marcos 6:4. Con la cita del proverbio Jesús se declaraba profeta. Pero en realidad era mucho más. Al ser bautizado por Juan, “vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” Marcos 1:11. Cuando la mujer de Samaria conversó con Él, se refirió al Mesías que había de venir. Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo” Juan 4:26. Cuando el diablo tentaba a Jesús insinuando que se lanzara del pináculo de templo, Jesús respondió con la misma Palabra de Dios, “Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios” Lucas 4:21. Muchos textos podrían ser citados para probar que Jesús de Nazaret era mucho más que un carpintero. ¿Quién es Jesús de Nazaret para ti? –daj (Continuará)

 

Lectura Diaria:
Génesis 7:11-8:19 [leer]
/Job 9:1-10:22 [leer]
/Mateo 5:21-28 [leer]