El fundamento ya está puesto, es Jesucristo. Pero… ¿cómo sobreedificamos?

“La obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” 1 Corintios 3.13

 

Pablo comienza esta sección aludiéndose a sí mismo y a Apolos, diciendo humildemente que solamente eran siervos por los cuales los corintios creyeron. Mencionó sendas actividades de los dos, es decir, Pablo plantó (la iglesia en Corinto), y Apolos siguió con ministerio para regar lo plantado. Ya que hubo crecimiento después, no se debió ni a Pablo ni a Apolos, sino a “Dios, que da el crecimiento.” No hay lugar aquí para jactancia, sino un reconocimiento honesto de la actividad divina sobre la actividad humana.

 

Si bien es cierto que Dios da el crecimiento, habrá recompensa para los colaboradores y su recompensa será conforme a la calidad de la labor de cada uno. No se trata de favoritismo, sino de justicia aplicada a la labor de cada uno. Dice Pablo, nosotros nos vemos sencillamente como colaboradores de Dios, y vosotros, labranza y edificio de Dios. Ya había usado la figura de plantar y regar, por eso habla de la labranza. Pero va a cambiar la descripción de la actividad, y por eso habla de un edificio en construcción. Reconoce que si ha logrado algo para la gloria de Dios, es por causa de la gracia de Él que le permitió poner el fundameno y comenzar la construcción. Pero ni aún en este aspecto piensa Pablo que es el único involucrado, pues “otro edifica encima”.

 

Para los que pretenden colaborar en la construcción del edificio, hay una advertencia: “mire cómo sobreedifica.” El fundamento ya está puesto, es Jesucristo. Todo lo que haga el creyente en su actividad en la iglesia local es visto como una contribución a la construcción del edificio pero requiere cuidado para que los materiales sean dignos del Señor. En cualquiera actividad en la iglesia local, la participación será catalogada como algo permanente, o algo que desaparecerá por no estar de acuerdo con la dignidad del Señor. Será como “oro, plata, piedras preciosas,” o algo combustible como “madera, heno, hojarasca.” como dice el texto “La obra de uno se hará manifesta, porque el día la declarará”.   –daj

 

Lectura Diaria:
1 Reyes 2 [leer]
/Jeremías 10 [leer]
/Efesios 4:1-16 [leer]