En el mundo empresarial hay departamentos que vigilan para que los productos cumplan ciertos requisitos. Ejercen un control de calidad. ¿Qué pasaría con los millones de predicadores y el contenido de sus predicaciones si fuesen probadas por su integridad? Pablo el apóstol se preocupó de su servicio y el contenido de sus mensajes.

 

“No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” 2 Corintios 4:5.

 

El cristiano no es llamado a fabricar un cristianismo que sea atractivo al hombre moderno. Algunas iglesias han adoptado programas y métodos usando música, teatro, danzas, y otras actividades para entretener a la congregación. En otras palabras, buscan encantar al auditorio y la comisión del Señor Jesús de predicar el evangelio parece ser olvidada. En Segunda Corintios 4, Pablo trató el tema de su apostolado y dijo claramente: “renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” v.2. Pablo esperaba que los oyentes sacaran conclusiones correctas acerca del evangelio predicando el mensaje sin agregados. Puso cuidado en no “adulterar” la palabra de Dios, o sea, no cambiar sus exigencias de arrepentimiento del pecado y poner la fe en el Señor Jesús. A pesar de todo el cuidado que ejercía, sabía que algunos no encontraron sentido en el evangelio. Era como un tesoro encubierto sin que los perdidos se dieran cuenta de su valor. “Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto” v.3.

 

Satanás es el enemigo del evangelio e intenta lograr que el evangelio en su pureza y toda su fuerza no sea presentado. Como el “dios de este siglo” ciega “el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” v.4. El diablo no quiere que nadie se convierta a Cristo. El cristiano sabe que es llamado a presentar a todo el mundo el mensaje encomendado por el Señor Jesús. Como dice el texto de cabecera, “no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” 2 Corintios 4:5. Cuando Jesucristo es presentado como Señor, se destaca que es Aquel que vino del cielo. Es Dios mismo que tomó forma humana para realizar la obra de redención con la cual el ser humano en su pecado puede encontrar el perdón y una vida nueva.

 

El enfoque del evangelio verdadero es Cristo. Somos siervos para presentar con nuestras palabras y nuestro proceder como es la vida cuando Dios está en control de ella, y Cristo es el Salvador. El mismo Dios “que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” 2 Corintios 4:6. El creyente en Cristo es llamado a predicar el evangelio y es Dios que se encarga de iluminar la mente del oyente. “No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo” Así sea. –daj

 

 

Lectura Diaria:
Marcos 14:1-26 [leer]
/Numeros 5:1-31 [leer]
/Proverbios 2:1-22 [leer]