La relación entre el Padre y el Hijo es inquebrantable. Creer en uno es creer también en el otro. No se puede optar por uno y desechar el otro. Lea por qué es tan importante.
“Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.” 1 Juan 2:23.

Juan el apóstol ha sido claro en declarar que la persona que niega que Jesús sea el Cristo es más que mentiroso – es ser anticristo. Negar la verdad acerca del Hijo significa negar también al Padre. Es el Padre que envió al Hijo al mundo para hacer su voluntad. Jesucristo oró al Padre diciendo: Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” Juan 17:4.

Cuando Jesús conversaba con sus discípulos en el aposento alto y anunció su pronta partida, Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” Juan 14:5. La bien conocida respuesta del Señor fue “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” v.6. Así fue informado Tomás y a los demás discípulos que fuera de Cristo Jesús, no hay ninguna otra vía para llegar al Padre. No debería haber sido un concepto desconocido pues “si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto” v.7. Los discípulos fueron testigos de cómo es el Padre por haber visto a Jesús actuar entre el pueblo. Habían visto demostraciones del amor, del afecto, la franqueza, la misericordia, la bondad, y la lista podría continuar. La petición de Felipe es sorprendente: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta” Juan 14:8. Sin perder la paciencia, Jesús habló claramente, “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” v.9.

La íntima relación entre al Padre y el Hijo es una doctrina fundamental. En el texto de cabecera, negar al Hijo es negar al Padre. Confesar al Hijo es confesar al Padre. Con su actitud para con Jesús, todo ser humano toma su posición, o en un sentido o en el otro. ¿Cuál es la suya? La relación entre el Hijo y el Padre es inquebrantable. No es dado al ser humano decidir en cuál de los dos vaya a poner su fe. Jesús dijo una vez, “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” Juan 5:17. El grupo estaba pronto a partir para ir a Getsemaní, y Jesús tuvo que decirles: “Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras” Juan 14:11. Sorprende que los discípulos estuvieran tan duros de convencer. El Padre quiere que “todos honren al Hijo como honran al Padre,…” y agrega, “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” Juan 5:24. –daj

Lectura Diaria:
Josué 11-12 [leer]
/Isaías 8:5-9:7 [leer]
/Lucas 24:13-35 [leer]