“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.” 1 Juan 2:28.

En el verso 27 Juan el apóstol estableció que “la unción” es una referencia al Espíritu Santo el cual todo creyente en Cristo tiene. Es el recurso que Dios ha provisto para que no seamos engañados. Es el Espíritu de verdad y al permanecer en Él, el discípulo de Cristo se libra de ser engañado. La obra del Espíritu Santo es dar testimonio acerca de Jesucristo. (Juan 15:26). Permanecer en Cristo no significa tener un encuentro periódico con Él como cuando nos toca estar en una reunión con otros cristianos. Debe ser una experiencia diaria. Juan trata a los destinatarios con ternura, “hijitos” y les urge a pensar en un día grato que todo creyente en Cristo anhela. En el penúltimo verso de la Biblia, el mismo Juan citó al Señor Jesús diciendo “ciertamente vengo en breve” Apocalipsis 22:20. A renglón seguido, los que le estamos esperando decimos, “Amén; sí, ven, Señor Jesús.”

La razón de permanecer en Cristo bajo la guía del Espíritu es estarle esperando al Señor con confianza. Muchos hermanos devotos han vivido en comunión constante con Dios y cuando han partido de este mundo, es como si hubieran pasado de una esfera a la otra si necesidad de “adaptarse” a la nueva esfera eterna a que entran. Se han ido teniendo “confianza”.

De no estar avergonzado ante Cristo cuando Él se manifieste es el deseo más álgido de todo discípulo de Cristo. Nos ha dejado aquí en el mundo para servirle. Nos ha dado dones para ser usados a fin de que él sea glorificado. Nos abre puertas diariamente para testificar de su fidelidad. Nos deja con la libertad de escoger a quién servir. Nos urge a vivir sin pretensiones. Jesús advirtió “El que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” Marcos 8:38. Para poder experimentar la verdad del texto de cabecera, Pablo exhortó: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” 2 Corintios 13:5. Dios ha hecho la parte suya dándonos el Espíritu Santo quien permanece en nuestro ser. Dios espera que nos valgamos de esta gran verdad para que permanezcamos en Cristo esperando su venida. –daj