El tema del amor es un tema recurrente en la música del mundo, pero poco se refiere al amor de Dios. ¿Qué es lo que el amor hace? Juan enfatiza lo que Jesús enseñó a los discípulos de Él.

“Porque éste es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros” 1 Juan 3:11.

Habiendo aclarado que el hijo de Dios y el hijo de diablo demuestran su procedencia por medio de su comportamiento, Juan destaca una característica que no puede estar ausente en la vida de los que son hijos de Dios. Es el amor mutuo que debe motivar toda acción de la persona salvada por la gracia de Dios. Una de las primeras lecciones que aprende el pecador es que a pesar de su condición y sus prácticas, Dios le ama. El amor de Dios no solamente es un objeto para ser admirado, sino es una virtud que funciona. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó” Tito 2:4-5.

Dios espera que el ejemplo que Él mismo ha dado sea el principio motivador en la vida de los que son sus hijos y discípulos del Señor Jesús. Jesús indicó que el amor mutuo es una marca de los seguidores suyos, “en esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35. Cristo habló de la necesidad de mostrar amor del comienzo de su ministerio. Juan ya escribió, “Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio” 1 Juan 2:7.

¿Qué es lo que es el amor? El amor es el interés que un individuo tiene en el bienestar de otro. Por ejemplo, el amor se ve cuando uno da una mano de ayuda al necesitado. También el amor ofrece una palabra de consuelo al desconsolado. El amor escucha al desconcertado y le ofrece un consejo constructivo para poder salir del laberinto. El amor del padre advierte al hijo cuando ve que éste está escogiendo un camino erróneo para su vida. El amor de la madre se ve cuando trasnocha para cuidar al bebé afiebrado. El amor entre hermanos cuida y refrena la lengua para no decir algo que pueda doler. El amor de Dios para con nosotros produce alabanza. Una vez estaba al pie de la cama de una mujer cristiana, inconsciente y pronta a partir para estar con el Señor. Su hija le susurraba textos bíblicos y cantaba himnos y coros al oído. A veces una leve sonrisa en el rostro de la enferma daba a entender que algo penetraba en la mente. Vino a mi mente el texto de Juan 13:1 que destaca que el amor nunca deja de ser, pues “sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, LOS AMÓ HASTA EL FIN”. El texto de cabecera nos urge a amarnos de igual manera. –daj

Lectura Diaria:
2 Samuel 15 [leer]
/Sofonías 3 [leer]
/Gálatas 3:1-14 [leer]