Siempre se necesitan hermanos y hermanas que colaboran en la obra evangelística. Y cuando marido y mujer comparten en esta tarea, es una gran bendición. Lea de don Aquila y señora Priscilla. Resultan ser una inspiración para todo matrimonio.

“Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús” Romanos 16:3.

Entre las mujeres que llegamos a conocer en el Nuevo Testamento, se destaca señora Priscilla. Junto a su marido Aquila, los dos contribuyeron mucho al avance del evangelio en Grecia y Asia Menor. Los dos eran compañeros de Pablo, desde que él se juntó a ellos en la ciudad de Corinto. Recién llegado desde Atenas, Pablo les halló porque eran del mismo oficio de confeccionar carpas. Por su parte Priscilla y Aquila eran recién venidos de Italia, por cuanto Claudio el emperador había mandado que todos los judíos saliesen de Roma y Aquila era judío de Ponto, la provincia ubicada al sur del Mar Negro que hoy día es el país de Turquía.

De Priscilla, poco sabemos, aunque las referencias a ella en la Biblia dan la impresión que era una persona muy especial. No sabemos cuándo se convirtió pero esta mujer nunca ocultó el hecho de pertenecer a Cristo y colaboraba con Pablo y con su marido en sus afanes evangelísticos. Parece que Priscila era una mujer tierna, con gran sensibilidad y con gran firmeza y fidelidad en su servicio para Dios. Se entregó a sí misma con todas sus cualidades y su capacidad para ser usada en las manos del Señor. En las iglesias locales hoy, siempre hay aprecio para mujeres de esta estirpe. Hermanas, Priscilla es un ejemplo digna de imitar.

Aquila y Priscilla vivieron en Roma en los años 50 o 52. Se radicaron en la ciudad de Corinto, un próspero puerto notorio por su corrupción. Corinto tenía un templo dedicado a la diosa del amor, en el cual más de 1.000 prostitutas religiosas oficiaban. El carácter voluptuoso e inmoral de la adoración de esta diosa había convertido a Corinto en un centro de inmoralidad. En este ambiente, esta pareja estableció su nuevo hogar. Parece que no tenían hijos propios, pero vieron a otros nacer en la familia de Dios. ¿Cómo habría sido escuchar a Priscila y Aquila conversar con Pablo sobre los temas que hoy tenemos en la Biblia? Priscilla y Aquila compartieron días con Pablo cuando él se hospedó en la casa de ellos. Seguro es que mientras trabajaban, conversaron acerca del Señor Jesús, y su poder salvador. Priscilla con Aquila aprendieron mucho de Pablo. Más tarde este mismo conocimiento les permitió corregir a Apolos cuando él llegó a Corinto y necesitaba más instrucción en la doctrina. Como resultado, Apolos llegó ser valioso en las manos de Dios. Su historia la tenemos en los Hechos 18. Hoy día, se necesitan muchas parejas como Aquila y Priscilla para colaborar en la obra del Señor. ¿Qué de Ud.?  –DAJ

Lectura Diaria:
1 Samuel 16:1-23 [leer]
Isaías 55:1-56:8 [leer]
Romanos 2:1-29 [leer]