¿Qué recuerdos tiene usted de su infancia? ¿Dónde le llevaban sus padres regularmente?. Debemos imprimir memorias con significado espiritual en nuestros hijos, con la ayuda del Señor.

“No te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos” Deuteronomio 4:9

Desde mi infancia y por muchos años tengo el recuerdo de campañas evangelísticas llevadas a cabo en una carpa. Se instalaba en barrios de diferentes ciudades y cuando era en la nuestra los jóvenes varones de la iglesia nos turnábamos para cuidarla por las noches quedándonos a dormir en ella. Aún recuerdo esas bancas de madera y el olor característico de las virutas con que se cubría el piso de tierra. ¡Cuántas predicaciones del evangelio! El recuerdo de los predicadores está aún vigente en la memoria. Ahí estaba don Guillermo McBride, con el conocido cuadro “Los Dos Caminos y Los Dos Destinos”, pintado talentosamente por su esposa, la Sra. Doris. Recuerdo muy bien sus mensajes “¿Dónde estás tú?”, “La senda limpia”, “La puerta cerrada”, “El juicio de las naciones” y tantos otros.

También hubo otros predicadores que acompañaron a don Guillermo. Recuerdo a don Eliecer Parada, don David Jones, don Juan Shaw, por mencionar a quienes han partido. Predicaciones preparadas en oración y con fidelidad a la Palabra, presentadas con firmeza y urgencia, como verdaderos “embajadores en nombre de Cristo”, con Dios verdaderamente rogando por medio de ellos: “Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20).

Yo sé que muchos otros escucharon conmigo las mismas palabras, los mismos mensajes, el mismo llamado, mas no fueron salvos. De vez en cuando pienso que también recordarán dichos mensajes y en algún momento al pasar por alguna esquina, al leer alguna noticia o al escuchar alguna frase las memorias vuelven a su mente. Estuvieron expuestos al evangelio, a su simpleza, a su poder. Vieron a otros convertirse y casi, casi creyeron… No sé dónde están estas incontables personas que estuvieron un día sentados en la carpa ubicándose claramente en el cuadro por la Palabra, sabiendo que estaban en el camino ancho, el que “lleva a la perdición” (Mateo 7:13). Por alguna razón no recibieron a Cristo y decidieron seguir con sus vidas a su manera, en sus pecados. Una vida sin Cristo ha pasado y una eternidad sin Cristo les espera.

Amigo lector, no importa si usted ha conocido el evangelio desde hace años o desde hace poco tiempo. La urgencia es la misma, “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). No espere que pase el tiempo en una ilusión de tener otra oportunidad. Crea en Jesucristo ahora, recíbale por la fe, y será salvo. —rc

Lectura Diaria:
1 Cronicas 19-20 [leer]
/Ezequiel 18-19 [leer]
/Juan 6:41-7:11 [leer]