A miles de personas les ha encantado la historia de Rut en la Biblia. Tiene muchos aspectos prácticos para la vida de uno, más allá de ser una historia de amor. Lea de algunas lecciones en la meditación de hoy.

“Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas” Rut 2:13.

La historia llamativa de Rut en el libro que lleva su nombre tiene lecciones prácticas que debemos aprender. No sabemos cuántos días hayan transcurrido desde que Rut llegó acompañando a su suegra Noemí. Por lo menos sabemos que “llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada” Rut 1:22. De alguna manera Rut tuvo conocimiento de las provisiones de la ley para las personas pobres y extranjeras. La ley fue dirigida a los latifundistas de aquellos días; “cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu tierra segada. Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; para el POBRE y para el EXTRANJERO lo dejarás. Yo Jehová vuestro Dios” Levítico 19:9-10. Aprovechando esta provisión, Rut pidió permiso a su suegra para “ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia” Rut 2:2. Noemí la animó: “Ve, hija mía”.

Rut nos enseña que debemos saber aprovechar lo que Dios ha provisto y actuar en base de sus promesas. Por ejemplo, somos exhortados a acercarnos con confianza “al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” Hebreos 4:16. Rut supo que la ley decía que podía acercarse al campo segado pues había algo para los pobres en él. De igual manera, nosotros somos llamados a creer la Palabra de Dios y actuar según las promesas que Dios ha dejado en ella. Hay momentos en la vida cuando enfrentamos problemas. En estas circunstancias, la Biblia nos instruye a echar “toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7.

Cuando Rut actuó con fe, el ojo de Dios estaba sobre ella. Saliendo al campo para ir en pos de los segadores; “aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec” v.3. Esta fue la dirección del Señor pues ella desconocía quien fuera el dueño. Booz no estaba en el predio cuando ella pidió permiso al mayordomo a seguir a los segadores. Fue la gracia de Dios que utilizó este “acontecimiento” para dar comienzo al evento más grande en la vida de las dos mujeres. Por ser pariente de Elimelec, Booz pudo rescatarles de su condición triste. Fue un caso especial. Vea Números 27:8-11.  En el texto de cabecera, Rut reconoce la gracia de Dios para con ella, producto de poner por obra lo que Dios en su Palabra había dejado establecido. Ojalá sepamos nosotros aprovechar las ricas provisiones que Dios ha prometido en su Palabra. –daj

Lectura Diaria:
1 Samuel 23-24 [leer]
/Isaías 62-63:14 [leer]
/Romanos 6:15-7:6 [leer]