Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal.” Marcos 5:15

El Mar de Galilea es un punto de referencia usado a menudo en los evangelios para destacar las actividades del Señor Jesús. En la parte sureste estaba el pueblo de Gadara. Jesús viajó a la región de los gadarenos y fue recibido por un hombre enloquecido. Su morada estaba “en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas.” Marco 5:3. Su fuerza extraordinaria debido a los espíritu inmundo eu le dominaba hacía que desmenuzara los grillos. Gritaba “de día y de noche, … dando voces en los montes y en los sepulcros,” mientras se hería con piedras. Al ver a Jesús “de lejos, corrió, y se arrodilló ante él.” Fue muy significativo lo que clamó a gran voz: “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.” Jesús decía al demonio, “Sal de este hombre, espíritu inmundo.” v.8.

 

Es significativo que el espíritu inmundo reconoció que Jesús era Hijo del Dios Altísimo, y pidió que no le atormentara. Así reconoció que Jesús tenía poder de juzgarle. Jesús libró al hombre de ser prisionero del diablo, y de ser dominado por los demonios que se identificaron como una “Legión … porque somos muchos.” v.9. Los “espíritus inmundos entraron en un hato de cerdos, que se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.” v.13.

 

El notable cambio que se produjo en este hombre hizo que la gente saliera del pueblo para imponerse de lo sucedido. “Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, SENTADO, VESTIDO Y EN SU JUICIO CABAL; y tuvieron miedo.” Marcos 5:15. El encuentro de este hombre hizo una gran diferencia en su modo de ser. Lo mismo ocurre cuando cualquier persona llega a conocer a Jesús como su Señor y Salvador. Antes el hombre gritaba; ahora escucha. Antes corría por todos lados en el lugar de los muertos; ahora está pacíficamente con los vivos. Antes estaba indomable; ahora está sumiso en su juicio cabal a los pies de Jesús. Contemplaba el rostro del amante Salvador, escuchando sus enseñanzas que revelaban la gran verdad que “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:10. En carne propia, el endemoniado de Gadara experimentó la gran bendición de tener su vida cambiada por Jesús. Así acontece en la vida de quienes conocen a Cristo como su Salvador. ¿Cuánto tiempo va a pasar usted hoy día a los pies de Cristo? Deje tiempo para leer los evangelios a fin escuchar la voz de Cristo. Él tiene mucho que revelarle por sus enseñanzas.  –daj

Lectura Diaria:
Éxodo 35:1-35 [leer]
/Salmos 87:1-88:18 [leer]
/Hechos 21:1-16 [leer]